Estaba el señor de la casa refocilándose con la mucama cuando llega la esposa y le grita: “¡Rigoberto, estoy sorprendida!” a lo que el señor con sangre fría le contesta: “No, tu estarás asombrada, sorprendido estoy yo…”
Digo esto porque leí un artículo en un apartado de Mexican Business Web donde cabecean: “Sorprende que más mujeres son capturadas por redes sociales”, y el cuentecillo queda como anillo al dedo; asombrados sí, sorprendidos no.
En las mujeres nada es sorpresa, toda acción impensable, osada, audaz, inesperada o suicida se convierte en conducta natural, común, silvestre y obligada, nada nuevo bajo el sol, así son, se jodió el asunto y no busques explicaciones.
Algunos cursis como Martín Urrieta les cantan: “no queda otro camino que adorarlas…”
Pero vámonos al sustento de la numeralia.
Las féminas se han vuelto adictas a la Internet un setenta y cuatro por ciento, mientras los varones llegan sólo al sesenta y tres por ciento, en un universo donde las mujeres se sientan frente al monitor promedio dos horas, y los hombres solo una hora cuarenta.
Las damas tienen dos perfiles registrados promedio y su contraparte uno punto dos.
Webwe Shandwick y KRC Research investigaron y les dio como resultado que las mujeres son las que más compran -ofertas obviamente- productos anunciados aunque sean inservibles.
Otro detalle interesante es que ellas son más adictas al sexo que los hombres ya que de treinta y dos a sesenta y dos años superan a los caballeros un treinta por ciento consultando páginas eróticas, pornográficas y las que comercializan artículos para ese rubro como vibradores, películas, afrodisiacos, o consultan páginas que relatan textos e historias de temas íntimos de alcoba.
Otro dato interesante es que son más osadas que los varones ya que mientras ellos son miedosos, cobardes y rajones al ser filmados o decir quién es quién en un video, ellas con todo desparpajo son capaces de firmar con nombre y apellido.
Los chats prolongados y consultas kilométricas se dan en las mujercitas que pueden estar más de una hora viendo y escuchando como aplicarse un maquillaje sin importar si tienen los frijoles en la lumbre, aunque usted no lo crea.
Existe un magnífico promocional de una tienda americana que muestra con exactitud cómo se comportan las mujeres cuando andan en cacería de una oferta: “doce horas, veinte tiendas….un par de zapatos”.
Lo dicho, nada nos debe sorprender, se han adueñado del mundo pero no desean que nos enteremos siendo ahora más peligrosas porque navegan en el ciberespacio por la izquierda y ay de ti que atravieses, porque son capaces de gritar: viejo estúpido, no ve que no me di cuenta que no lo había visto.
¡Además traigo la direccional!