Tengo la impresión que Ugo Ruíz es buen chavo, pero ahorita no sabe si perseguirlos o regresarse a avisar y que se metió en un berenjenal que cualquier decisión que tome, será equivocada. En otras palabras quedara mal con Dios y peor con los apóstoles.
La razón es simple, se encarga de administrar el antes municipio modelo de México, que ya no lo es, pero sigue siendo un gran problema conciliar los intereses de puros generales, porque los que lo habitan ninguno es soldado raso.
Primero es uno de los centros de población exclusivo por su ingreso per cápita alto de sus moradores que su característico sello es netamente panista, y que personajes de gran calado y prestigio avalados por grandes trayectorias no han podido lograr el triunfo tan solo por competir por otro partido que no sea el PAN, como el caso de Othón Ruíz que pocos personajes en la comunidad pueden gozar de extenso bagaje del empresario, sin embargo haiga sido como haiga sido, el empresario que había conformado un trabuco de gabinete con hombres inteligentes y gran honestidad, mordieron el polvo.
Ganó Ugo la alcaldía sampetrina y hoy se encuentra envuelto en un galimatías difícil de resolver, porque uno de los impulsores que le hicieron llegar a la tierra prometida es Mauricio Fernández que deshonesto no es, pero sí se puede calificar de frívolo, chiflado y arrogante, tal vez por su condición de junior millonetas que suele hacer lo que le da en gana.
Los de la “colo” no tan solo están enfrentando la minucia del problema de los parquímetros, que como quiera es un dolor de cabeza por la concesión que autorizó el ex alcalde, la hidra terrible es la del supuesto control de los rudos, malitos, mafiosos, y la cantidad millonaria que se les daba como pago de piso con la finalidad de que no molestaran a tan distinguidos habitantes.
Para Ripley, en todas partes del mundo, la mafia PAGA por dejarles trabajar una plaza. En San Pedro, se les pagaba por vender droga.
Las ejecuciones de los Saldaña, Héctor y Alán que trabajaron para los Beltrán Leyva, dan fe de lo complicado que está el asunto de los cárteles que Mauricio ni los controló mucho menos los desapareció, solo le pegó al panal enardeciendo a las abejas asesinas.
Ugo Ruíz está en los zapatos que nadie envidia y ahora sí probable es que otro partido pudiera soñar con cambiar de color al municipio, recordando a Fray Escoba, el popular Felipe Zambrano o al buen Alejandro Chapa que fueron los últimos tricolores que levantaron la mano con valentía y sobretodo con decencia.
