La prodigiosa imaginación de un genio engendró una de las teorías que revolucionaron el pensamiento a principios del siglo XX, la teoría general de la relatividad. Sin embargo, debido a la complejidad que entraña para nosotros los profanos, debemos recurrir a personas que nos hagan más accesible ese conocimiento. En este caso, Lincoln Barnett, nos proporciona una valiosa ayuda con su obra “El Universo y el Doctor Einstein”.
Editado por el Fondo de Cultura Económica desde 1957, esta obra fue escrita inicialmente en el año de 1948 y cuenta con el prólogo de Albert Einstein quien señala “…Restringir el acceso al campo del conocimiento a un pequeño grupo mata el espíritu filosófico de la gente y conduce a la pobreza espiritual…”
Lincoln Barnett nos explica paso a paso, cúales fueron las premisas que otros grandes pensadores tuvieron como Locke, Berkeley y Hume, para que Einstein arribara a la teoría que cuestiona las concepciones basadas, hasta entonces, en la física tradicional newtoniana.
Los conceptos del espacio tiempo comenzaron a perder la solidez que antaño se les atribuía, ello gracias a las adelantadas teorías que Einstein reveló. En su época resultaban ilógicos algunos de sus postulados por lo que ni en la Academia sueca los entendían cabalmente, lo que ocasionó que el Premio Nobel que recibió en 1921 fuera por sus trabajos en el campo del efecto fotoeléctrico y no por su teoría general de la relatividad.
Las implicaciones que sus teorías causaron en los terrenos filosóficos y científicos, aún las estamos percibiendo casi cien años después en lo que hoy se conoce como física cuántica ya que él sentó las bases de la misma. Entender o tratar de entender la “realidad” que nos rodea, requiere de al menos nociones básicas que nos auxilien, y este libro nos brinda la oportunidad de acercarnos al pensamiento del hombre que dejó huella en la humanidad.
Alguna vez Einstein mencionó que creía que Dios no juega a los dados, por lo que intuía que había algo más y quizá si alcanzó a descubrirlo cuando dijo:” Vivimos en el mundo cuando amamos. Sólo una vida vivida para los demás merece la pena ser vivida.”
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