Las recientes declaraciones de Donald Trump, el Papa Francisco y de Alejandro González Iñárritu han puesto en evidencia la imagen desfavorable que tiene el mundo de México. Nos han exhibido como lo que somos: un país lleno de corrupción y delincuencia que ha ido escalando niveles internacionales hasta volverse ejemplo de lo que no debería de ser.
Lejos de rasgarnos las vestiduras, debemos de analizar a fondo de que manera repercute esa mala imagen del país. Las inversiones extranjeras se mueven en gran parte por especulaciones, y si a eso le sumamos que empleados de grandes empresas extranjeras han sido victimas de la delincuencia que vivimos, podemos augurar que los bonos para invertir en México no son los más altos, lo que traerá consigo la probabilidad de una crisis debido al poco capital que se pueda obtener gracias a este rubro.
Aunado, el hecho de que vivimos en un país corrupto, donde quien llega al poder lo hace con las manos vacías y se va con los bolsillos llenos, no da pie a que tengamos un buen futuro de seguir las cosas como están.
Ninguna de las tres figuras públicas mencionadas al inicio de este texto esta diciendo una mentira: México esta lleno de corrupción y mentiras. De habitantes que se dejan comprar por televisiones, despensas y ayudas económicas. Que eligen gobernantes por su imagen y no por su capacidad para dirigir y administrar los recursos. Por ciudadanos que no hacen escuchar su voz y se quedan callados ante la injusticia por miedo a expresarse y sufrir represalias, o por comodidad de no pasar hambre o frio para manifestarse ante un palacio de Gobierno.
Lejos de quejarnos, debemos de ponernos las pilas y tratar, en la medidade nuestras posibilidades, de cambiar el rumbo. Escoger con cuidado los gobernantes y diputados que nos representan, exigir al Senado que se haga su parte de manera justa y responsable, al fin que nosotros les pagamos y ellos son nuestros empleados, pero parece que es al revés. Con su voto tiene la posibilidad de castigar y exigir lo que se merece, analícelo, medite bien las propuestas y una vez que lleguen al poder, exija que se cumpla lo que tanto se pregonó en campaña. Haga escuchar su voz, no se quede callado y ponga su granito de arena para que cuando nos tachen de corruptos y ladrones podamos demostrar con hechos que mienten, y que al fin tendremos el gobierno que nos merecemos en realidad.
