Bien lo dice el dicho. “Esta carajo pedirle peras al olmo”.
Una cosa es que a Jaime Rodríguez Calderón le apoden “El Bronco”, y otra muy distinta es que él sea un valiente, es decir, “un pájaro yuyuy”.
Ser “Bronco” significa grosero, tosco, inculto, áspero, desafinado, brusco, violento, rudo y descortés.
En cambio, valiente, es ser valeroso, intrépido, arrojado, osado, resuelto, atrevido, decidido, esforzado y echado para adelante.
Conste, no estoy inventando, así lo señala el Diccionario Manual Larousse de Sinónimos y Antónimos de la Lengua Española.
Algo le sabría Vico Canales quien le puso el apodo de “El Bronco”. O bien, fue un chispazo cotidiano que Jaime Rodríguez avaló y reconoció públicamente, con placa y difusión.
Ese mote le place al Gobernador Electo, quien incluso, cuando le piden un autógrafo, firma con su apodo de “El Bronco”. Es su gusto, pues.
Por su lenguaje bronco se entiende que él diga que el Estado tiene “un desmadre financiero”, pero también se entiende que no vaya a actuar contra quienes están “hasta la madre financieramente”.
“El Bronco” no va a actuar con valor y determinación ante la situación arriesgada o difícil, tal y como lo haría un valiente, porque así lo amerita “el desmadre financiero” del actual en el Gobierno Estatal.
Jaime es un ser humano, con virtudes y defectos. “El Bronco” es un apodo, un personaje de papel que a diario se plasma. En cambio, el cargo que va a ejercer como Gobernador Constitucional de Nuevo León, es una realidad y de mucha responsabilidad y valentía.
“El Bronco”, o Jaime, debe entender que no hace falta ser un Ser Extraordinario para demostrar la virtud de la valentía, aunque vale señalar, que no todos los gobernantes son capaces de hacer honor de la misma, a través de sus acciones y aplicando la Ley.
PD.- Para quienes no lo saben, “El Pájaro Yuyuy” es un ave tropical, pero la ficción dice que por temor a sangrar sus partes nobles, sufre para posarse en algún lugar.
Aquí, en los medios políticos, sociales, comunicación y cafeteros, “abundan tipos lenguas largas que sólo presumen para apantallar”. (VF)
Eso se comprueba cuando llegan a una reunión y plácidamente, sin sufrimiento alguno, se sientan a presidirla. Incluso, algunos, hasta cruzan sus piernas.
Así, cuál bronca, pues.