La visión hollywoodense de los virus ha cambiado mucho desde los años 90. Aquella versión caricaturesca de un bicho comiéndose a una computadora por dentro como en el filme Hackers ahora se parece más a los ceros y unos que se podían ver en Matrix. Pero, sea cual sea la imagen que se tiene de estos programas maliciosos, lo cierto es que su propósito sigue siendo el mismo: lograr superar todos los niveles de seguridad de un sistema e invadirlo.
Se trata de pequeños programas diseñados para propagarse de una computadora a otra e interferir en su funcionamiento. Según Nimrod Kozlovski de la empresa JVP basada en Israel, la anatomía de un virus informático es bastante parecida a la de uno biológico. Es un ente que se reproduce automáticamente y muta para no ser detectado o eliminado.
Kozlovski señala que uno de los principales obstáculos frente a los virus es el deslabone que hay entre ataque y defensa. Por ejemplo, un solo programador puede crear o modificar un código malicioso desde su casa con un programa que se descarga gratis desde internet en dos minutos. En cambio, una empresa desarrolladora de antivirus puede tomarse dos semanas y tener que invertir cerca de 200 mil dólares para identificar y neutralizar una nueva cepa.
Un análisis de la empresa CyActive revela una asimetría grave de la inversión, en el que el costo y el esfuerzo de ataques siguen siendo mínimos para hackers, mientras que el monto para descubrir y prevenir ataques bruscamente aumenta. “Algunos de los peores ataques de este año pudieron ser evitados, ahorrando millones de dólares a compañías, gobiernos y usuarios”, dijo Liran Tancman, cofundador de CyActive.
De acuerdo a Kozlovski, el blanco principal del malware en la actualidad es la información (datos de usuarios). “Hace unas semanas, un grupo de hackers logró invadir la plataforma del portal Ashley Madison, adueñándose de miles de datos sobre números de tarjeta de crédito, correos electrónicos, entre otras cosas”, indicó el experto. Agregó que estos casos se dan todos los días desde ejemplos como este hasta en fábricas de químicos o refinerías de combustible.