“Pienso en ellos y me acuerdo de
La Vida Inútil de Pito Pérez”
Yomero
Puedo decir sin temor a equivocarme que los nuevoleoneses somos ejemplo a nivel internacional en protección animal; desde hace años mantenemos, todos sin excepción, a un inmenso elefante blanco que no nos sirve para maldita la cosa: la Comisión de Transparencia y Acceso a la Información.
Creada con nobles fines, la institución ha ido del descrédito al escándalo y durante la última presidencia del licenciado Sergio Mares Morán a una intrascendencia mayúscula. Su gestión no puede ser calificada como gris, porque el gris es un color y eso sería un calificativo demasiado generoso; en síntesis es como el agua: incolora, insabora e insípida.
Pero resulta que ha llegado el tiempo de elegir al Presidente para un nuevo periodo y Mares siente que tiene el derecho de reelegirse por la simple razón de no haber hecho absolutamente nada en su gestión:
Por otra parte el comisionado Juan de Dios Villarreal González se opone y se autopostula, a pesar de sus nulos resultados, con el simple argumento de: “Ya me toca”.
Ni uno ni otro piensan ceder, de manera que se llegará el plazo definitivo y la próxima semana la CTAINL quedará acéfala por lo que no podrá sesionar, como si el hecho de que acudan a la sede del organismo y se junten a gastar luz, clima, café, asistentes y demás, equivaliera a desquitar el jugosísimo salario que nos cobran.
Lo cierto es que si mañana no hay Comisión de Transparencia no pasa absolutamente nada y si dejan de emitir sus irrisorias “recomendaciones” y “multas” (este entrecomillado sí con todo el sarcasmo del mundo), sigue sin pasar nada, pero lo cierto es que a los habitantes de Nuevo León mantener a esa institución nos cuesta un dineral.
Tanto Mares como Villarreal deberían tener vergüenza, renunciar a sus cargos y retirarse sin decir una sola palabra, porque lo que realmente debería de suceder es que los nuevoleoneses en pleno les reclamásemos su indolencia, apatía, falta de compromiso y el haber cobrado sin devengar su salario durante muchísimos meses.
Antes que legislar en tonterías, nuestros diputados deberían obrar en concordancia con los nuevos tiempos y promover un punto de acuerdo para simplemente correrlos y mandar traer a otros más capaces o por lo menos con más ganas de hacer las cosas.
