En Alemania y Austria se recomienda al viajero no caminar sobre el célebre lago de Constanza cuando está congelado, porque se expone a un riesgo inadvertido. En cualquier momento el hielo se derrite y el caminante puede ahogarse en las corrientes profundas. El proyecto del Túnel de la Loma Larga, una de las primeras acciones que Mauricio Fernández deberá tomar como alcalde de San Pedro, se expone a un riesgo inadvertido. Pero su ejecución es inaplazable. Sobre la avenida Lázaro Cárdenas circulan diariamente alrededor de 250 mil vehículos. Un nudo que amenaza con estrangular el tránsito vial de tres municipios colindantes.
Los trámites burocráticos en el gobierno federal para el financiamiento de este tipo de obras metropolitanas suelen ser enfadosos y tardados, por lo que el tiempo actúa en contra de Mauricio. Y nadie arranca un proyecto de estas dimensiones si antes no lo dice abiertamente. La última vez que un alcalde anunció que procedería a realizar esta obra de gran calado, un grupo de vecinos de la Colonia Independencia se opuso bloqueando calles y avenidas.
Muchos vecinos suponen de buena fe que con este proyecto vial se expropiarán sus propiedades y perderán su patrimonio familiar. Sin embargo, la realidad es lo contrario: con la obra crecería la plusvalía de su bienes inmuebles, gracias a la detonación turística de los alrededores. El problema es que el populismo puede echar por tierra este proyecto.
¿Por qué? Simple: hay intereses particulares de por medio, solapados todo el sexenio que duró la administración de Rodrigo Medina como gobernador. Cada vez que se ventilaba este asunto en los medios de comunicación, aparecían como por arte de magia manifestantes bajo sueldo, manipulados por las autoridades estatales. Así lograron cancelar una y otra vez un proyecto que no beneficiaba los intereses personales de los Medina.
Cierto complejo habitacional, ubicado justo en la Loma Larga, del lado de Monterrey, quedaría ventilado ante los medios si procediera el proyecto del túnel. Esa ha sido siempre la causa de que fallen las propuestas de realizarlo, y Mauricio Fernández, ya como alcalde, se expondría a a un riesgo inadvertido: como los turistas del Lago de Constanza. Pero Mauricio es experto en caminar sobre lagos congelados, sin quebrar el hielo que lo sostiene. Esperemos que esta no sea la excepción.
