El impacto del sí al Bretxit en México no se hizo esperar. El viernes antes de las 9 AM el secretario de hacienda Luis Videgaray, al lado del secretario de economía Alfonso Romo anunciaron el segundo recorte al gasto, superior a los 30 mil millones de pesos en medio de un marco de volatilidad del mercado cambiario con un peso que había ganado terreno desde el jueves pero en la medida que se fueron conociendo los resultados del referéndum, se depreciaba frente al dólar llegando a cotizar 19.68 en bancos.
La libra sufrió una estrepitosa caída a niveles propios de la década de los ochenta, mientras las bolsas de todo el mundo acudieron a un viernes negro; el primer ministro británico anuncio su dimisión. Las consecuencias negativas para los ingleses del bretxit, se estiman en pérdida de empleo, mayores restricciones migratorias, devaluación de la moneda, rezago en el crecimiento económico. Y sería solo en comienzo. El apretado resultado (48.1% por el permanecer contra 51.9% por dejarlo) podría reconfigurar el territorio del hasta ahora Reino Unido. Vientos separatistas corren desde el norte escoces, amainados por otro frágil proceso electoral que había obligado su permanencia en la unión con Gales, Irlanda del norte e Inglaterra. Sin embargo, el interés de los escoceses quienes votaron mayoría por la permanencia en la Comunidad Europea, de la cual Reino Unido ha sido miembro desde 1973, podría dar el empujón definitivo a la desintegración de lo que quedaba del antaño hegemónico imperio de la Gran Bretaña, reduciendo sus proporciones aún más e iniciando un posible proceso de desfragmentación en toda
Europa, en un efecto domino de efectos impredecibles.
Las razones
En 1975 dos años después de su ingreso formal a la CEE, se efectuó el primer referéndum ganado sin problemas por el permanecer dentro; cuarenta años después Reino Unido tiene solo el nombre de serlo y se ha convertido en un mosaico multicultural que refleja el futuro del resto de Europa. Londres tiene un alcalde de ascendencia pakistaní y musulmán, la población blanca británica disminuye en las grandes ciudades, mientras los migrantes provenientes de Asia y la Europa ex socialista como el caso de Polonia o Rumania ya suman mayoría. Londres es lo más parecido a la torre de babel, es una ciudad donde se hablan cerca de 300 dialectos. Encima de ello se encuentran los desbalances socioeconómicos y el resentimiento social que conlleva, a pesar de su fortaleza financiera su solides económica como referente para mercados globales.
Las razones por las que los ingleses votaron la salida argumentan que es posible efectuar una negociación con la UE, favorable al libre mercado pero eludiendo sus regulaciones comerciales, tasas, aranceles y libre tránsito de personas. La salida alimenta movimientos políticos anti europeos, que buscan desde el continente que sus países respectivos abandonen de la misma forma la comunidad; los argumentos suelen ser nacionalistas y plagados de rechazo a la migración, la apertura de fronteras, el multiculturalismo y un resurgimiento nacionalista que pareciera más próximo al temor que despierta la crisis migratoria de África y Medio Oriente que al interés por proteger a la población europea.
La percepción de los británicos sobre Bruselas, es lo suficientemente nociva para responsabilizarla sobre las condiciones económicas por las que atraviesan y les es preferible correr el riesgo de no recibir apoyo financiero en caso que Reino Unido lo requiriese a continuar siendo miembros de un club comercial sin acceso a la soberanía, les es preferible el aislacionismo proteccionista a la seguridad financiera que significa el libre comercio.
La posibilidad de un contagio viral, que afectara a otras comunidades, como lo puede ser la conformada por Canadá, Estados Unidos y México es factible aunque de menores riesgos por la envergadura que las economías poseen, el férreo control poblacional prevaleciente y las duras restricciones de desplazamiento impuestas inclusive desde la negociación del tratado haya por los años noventa, elementos que son inamovibles por mas diatribas que tanto republicanos como demócratas proclamen y muy principalmente, la integración que tan obsesivamente ejercen los europeos está restringida a solo aspectos de naturaleza comercial en los que los Estados Unidos llevan de por si la mayor ventaja; pueden pasar mercancías mexicanas por la frontera, pero los mexicanos las depositan y se regresan dado caso el deseo de permanencia los lleve a adentrarse más de lo debido, los deportan y punto. La migración de mexicanos a los EEUU de hecho se ha reducido, aunque aún hay flujo de indocumentados, estamos lejos de llegar a modificar el rostro de la población prevaleciente, en sus principales centros de poder político y económico, de la manera tan drástica como está sucediendo en el viejo continente y lo que es más aún. Existe la presión de enormes conglomerados industriales de todo giro que han venido a instalarse en nuestro país y que no renunciaran a la mano de obra barata que les representa su permanencia.
Parafraseando a Homero Simpson; nuestro matrimonio comercial esta sellado por el indestructible pegamento de la rutina.