El que tenga una Canción tendrá tormenta
el que tenga compañía, soledad
el que siga buen camino tendrá Sillas
peligrosas que lo inviten a parar
Silvio Rodríguez
Hace un poco mas de un año se retiró de su lugar en el palacio de gobierno un artefacto “maléfico” denominado “silla”, en el cual según el “Broncogober” estaban acumulados una seria de poderes que provocaban una enfermedad rara en quienes la utilizaban, que los llenaba de egocentrismo, egolatría, y un sin fine de cosas que los alejaba del piso mareándolos a tal grado que se convierten (según los que usan ese artilugio) en semidioses.
Pero el mal no les da solo a ellos, sino hasta su familia misma.
Por eso, con esta acción de esconderla, ha quedado demostrado que el maléfico artefacto llamado “silla” no era el culpable, sino que el culpable es el hombre mismo, el ser humano aquel que se topa momentáneamente con una cuota de poder que lo hace perderse a si mismo, impulsado sobre todo por una serie de factores externos, que son como el combustible que provoca el estallido que los lleva al infinito y mas allá.
En todos los niveles de todos los gobiernos sucede, y si fuera cierto que son las sillas donde se sientan a gobernar las causantes deberíamos procurar que gobernaran de pie, es decir, que no tuvieran un lugar donde sentarse para discutir y resolver asuntos…
Pero no, el problema es la mediocridad de la mente humana que se deja llevar por los susurros al oído de la rémoras, que les ocultan la realidad, que los hacen creer que cualquier cosa que hagan es digna de festejarse, por absurda y ridícula que sea, al grado de convertirse en viles caricaturas de lo que una vez proyectaron.
Al final de cuentas quien siempre pierde es el ciudadano, que cada vez confía menos, en los procesos para elegir gobernantes, y dicen con acierto: todos son iguales, aunque en realidad no todos son iguales, sino hasta que se pierden en las delicias del poder.
Porque quien llega al poder no necesita hacerse cirugía plástica para ser el mas guapo o guapa, no necesita varita mágica para tener todo lo que necesita a la mano, no requiere de conquistar amistades porque estas llegan solas, aun y cuando en la vida normal, antes, no te hayan volteado a ver…
Gobernadores, diputados, alcaldes, senadores, presidentes de la república, y desde barrenderos hasta secretarios de estado con una credencial que diga empleado de gobierno se sienten poderosos.
Ya ve que ser mandamás de un pueblo provoca un sin fin de halagos hipócritas, cuando la realidad es abrumante al alrededor, la miseria sigue igual o peor, la inseguridad crece día con día, la educación cada vez es mas pobre, el desempleo se generaliza y provoca desintegración familiar.
¿Hasta cuando va a cambiar, esto? No lo sé. El circulo vicioso es cada vez peor y pronostica el caos social cada vez mas eminente.
Porque hoy ando meditando no voy con la que barre, total a jalar aunque se ocupe y todo sigue igual.