Si no hay responsabilidad, tampoco hay autoridad.
–Rick Warren
Como toda persona que se preocupa por la calidad de lo que come, intento informarme tanto como puedo acerca de alimentos saludables, y hábitos que puedan mantenerme con buena salud y con esperanzas a un futuro largo y provechoso.
Sin embargo, es difícil tomar decisiones cuando uno se expone a la gran cantidad de información que se muestra en la red.
Hace poco más de un mes me puse a ver dos videos, uno detrás de otro, del mismo canal de YouTube, en donde dos diferentes expertos anunciaban al mundo la cura definitiva para la diabetes, que solamente cada uno de ellos, por separado, poseían: uno predicaba una dieta rica en proteínas y con prácticamente cero carbohidratos, mientras el otro proponía un camino alejado de todo producto animal, pero totalmente sembrado de frutas y verduras.
Un día leo que el huevo es el súper-alimento del mañana, mientras que al día siguiente se encuentra entre el top-5 de las peores colaciones.
De todos es sabido que las grandes empresas que se dedican a los productos alimenticios dan fondos a investigaciones que terminan avalando su mercancía como buena. Pero no son los únicos que deciden.
También están los que crean un programa especializado: fitness, dietas, donas, prosperidad, cómo obtener pareja, decoración de interiores… si te lo puedes imaginar, seguramente alguien tiene un programa infalible que ofrecerte.
Este fin de semana atrajo mi atención un artículo que se llamaba aproximadamente Las cinco razones por las que la margarina con sal es lo mejor que le puede pasar a tu comida, y a sabiendas de la mala fama que tiene la margarina en estos últimos años, y más aún la salada, me permití leer el texto.
Resulta que algunas de las “razones” eran más o menos éstas: Las palomitas saben mejor con margarina salada, o simplemente: Es que a mí me gusta mucho la margarina salada. ¡Vaya autoridad en la materia!
No sé si alguna vez han compartido una nota sin haberla leído, y la única razón para hacerlo fue porque el título o la imagen que le acompañaban se veían importantes. Si lo hiciste, no estás solo: un 59% de personas comparten un artículo sin haberlo leído, lo que quiere decir que todos colaboramos para difundir cualquier dato caprichoso, solamente porque suena verdadero o es algo que quiero o me conviene creer.
Y es que, en realidad, el internet es un buffet de todo lo que pueda comer que nos mantiene sirviéndonos de más, constantemente, y como en muchos negocios del ramo, se carece de platillos principales o artículos de sustancia y vemos nuestra mesa llena de guarniciones a las que sólo damos dos mordidas y escupimos para probar lo que sigue.
Esta mañana leí la triste odisea de una mujer que se cortó el cabello y vi cómo el mundo se condolía con ella porque, de verdad, dejarse el pelo corto fue lo peor que se le pudo ocurrir en la vida, y lo peor que ha experimentado hasta ahora. Y tiene una horda empática que se mira al espejo con sus mechas cortas y la admira casi con veneración, porque le ha hablado directamente al alma.
Qué importa lo del edificio en Londres que se quemó hasta los cimientos; es intrascendente que el vecino esté padeciendo pobreza y soledad; elijo ignorar la miseria de mi casa y de mi vida, porque hay por ahí verdaderos guerreros que compilan a desconocidos lastimándose seriamente para mi entretenimiento; porque tengo que probar esa receta de dos ingredientes; porque mi heroína del momento es esa chica cachanilla que fue voz de la juventud mexicana hará cosa de dos meses y hoy hace pasar un condón por su nariz.
Como bien escribiría Quino a través de Mafalda, lo urgente no deja tiempo para lo importante.
