“Del amor y otros demonios” es el título de la historia que relata Gabriel García Márquez, basado en hechos reales. Nuevamente dedicamos esta columna al escritor de origen colombiano que con su imaginación recrea la frustrada relación amorosa de una bella adolecente de nombre Sierva María de Todos los Ángeles con el sacerdote Cayetano Delaura.
Esta interesante narración se originó en la época en que Gabo trabajaba como reportero y el jefe de redacción lo manda cubrir una noticia según la cual, al remover las tumbas de un antiguo cementerio para construir un hotel, localizan en un sarcófago, una osamenta humana con una larga y hermosa cabellera rojiza.
Lo bien conservada así como la longitud de la misma, llama la atención de Gabriel García y comienza a indagar a quién le perteneció. Conforme se entera del nombre de Sierva María así como de su edad y las circunstancias de su deceso, el escritor primero da a conocer la noticia del inusual hallazgo y posteriormente recopila datos con los que teje esta historia de amor inconcluso.
En la época virreinal, en Cartagena de Indias, el marqués Casalduero, ya entrado en años y soltero, se enreda con una bella mulata a quien la concupiscencia le resulta insuficiente. De hecho ella es la que astutamente seduce al marqués “de modo que la única aguja para zurcir la honra era el matrimonio formal”. Fruto de esta relación, nace Sierva María de Todos los Ángeles pero ambos se desentienden de ella y la crianza queda en manos de una esclava negra quien le profesa un cariño y cuidados entrañables. La educa según su religión pagana (santería) y aprende la lengua aborigen.
De una belleza singular, la niña va creciendo hasta que un día es mordida por un perro que aparentemente tiene rabia. Pasan los días y es internada en un convento de monjas donde se le somete a tratamiento. La ignorancia y fanatismo de las religiosas, distorsionan lo que ven e interpretan como brujería las reacciones de la joven de 12 años, quien en ocasiones les habla en otro idioma. En este punto, la abadesa “Enumeraba una nueva lista de sucesos fenomenales incorporados a las actas, y solo explicables por un contubernio descarado de la niña con el demonio…” las cuales “eran más útiles para conocer la mentalidad de la abadesa que el estado de Sierva María”.
Al coincidir en un pensamiento entre dos personajes, el escritor refiere: “La frase sorprendió al marqués, pues era lo mismo que él había pensado cuando dieron las cuatro. Al obispo le pareció una coincidencia natural. Las ideas no son de nadie”, dijo, “Andan volando por ahí, como los ángeles”. Por último, he de mencionar el amor que resulta de este relato entre el sacerdote joven Cayetano Delaura y la doncella, aunque no se concretó en el plano físico, probablemente se realizó en el plano espiritual.
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