En poco tiempo se comenzará a percibir la magnitud del desfalco organizado que se cometió en perjuicio del erario del Estado de Veracruz por parte de Javier Duarte y su pandilla. La impunidad con que actuó al cobijo de Enrique Peña Nieto viene a confirmar una vez más, la complicidad que desde Los Pinos le brindó el presidente más corrupto de la historia reciente de México.
El andamiaje de podredumbre que se tejió en torno a este millonario robo no puede explicarse sin la inexorable conexión con EPN y el PRI, institución a la que también favoreció el desvió de recursos para apoyar a los candidatos oficiales. Como en la mafia siciliana, el código del silencio, la omerta, constituye uno de los eslabones que aceitan el funcionamiento delincuencial. Javier Duarte fue llevado de la mano camino a un escenario de impunidad como nunca antes se había visto, con la condición de que no delatara a los demás. Explicamos.
Antes de ser gobernador de Veracruz, Javier Duarte fue secretario de finanzas lo que le permitió advertir lo fácil que es disponer de recursos públicos sin consecuencias legales serias. Una vez como gobernador, Duarte estrechó sus vínculos con EPN y con la complacencia de éste, se dispuso a menoscabar el patrimonio de los veracruzanos.
Una vez que investigaciones periodísticas revelaron las tropelías de uno de los jóvenes gobernadores de los que se ufanaba EPN, no tuvo más remedio que abandonar el poder y emprender la huída pero con un salvoconducto y el apoyo de su mejor abogada, la Procuraduría General de la República. Las acusaciones fueron injustificadamente alteradas, de Delincuencia organizada, se le cambió a Asociación delictuosa y de peculado se la cambió a lavado de dinero.
¿Qué implica estas modificaciones de delitos? Sencillamente la puerta de la impunidad. El delito de Delincuencia organizada no contempla disminución de penalidades ni beneficios preliberaciones a menos que se haga testigo protegido y delate a miembros de mayor jerarquía como dirigentes lease EPN. Por su parte el peculado prevé multa y reparación del daño ocasionado, en cambio el lavado de dinero solo una multa sin que esté obligado a regresar recurso alguno.
Bajo el nuevo sistema penal acusatorio prevé disminución de penalidades y beneficios y eso lo llevó, con un juez a modo, a solo 9 años de prisión de los cuales ya lleva uno por lo que en tres años lo veremos caminar por las calles disfrutando de los millones de pesos que robó al erario federal y de Veracruz, ya que ese delito permite derechos a la preliberación. Además estará en un Reclusorio de la ciudad de México y no en un penal de máxima seguridad con lo cual se sellará el pacto de impunidad. Y mientras tanto, en México hasta cuando seguiremos de espectadores pasivos?
