“¡La Cabrona, La Cabrona!”, desde su mesa en La Chunga una mujer le gritaba a Jaime Arreola, cuando éste se acomodaba en el escenario con su guitarra. “¡Sí, La Cabrona!”, gritó otra más allá.
En aquella alta noche Jaime Arreola entonó La Cabrona y algunas más. Uno había llegado a La Chunga invitado por Luis Lauro Garza. La Chunga es un club en el llamado Barrio Antiguo de Monterrey, es un foro donde se celebran reuniones de artistas y público. Es un peculiar espacio de tertulia, una plaza de intelectuales, una cantina para coloquios o debates según la hora y el ánimo. Ahí se presentan cantantes de diversos géneros. En una ocasión Carlos Méndez, el Chimpas, me señaló que ahí alternan trova, folclore y bolero, pero también jazz, blues y rock. En La Chunga los feligreses proponen lo que las musas disponen. “¡La Cabrona!” le gritaban a Jaime -imperativas y divertidas- varias mujeres… por supuesto, las complació.
Hace unos días Arreola me regaló su disco Mujer de mar adentro. Se trata de un disco en el que se ofrece además de la canción homónima, La Cabrona y otras piezas que no son composiciones recientes, pero que nunca habían sido grabadas.
Este disco tiene por singularidad que contiene rolas pertenecientes a distintos géneros, a mí me llama la atención el jazz, uno de los géneros que más le gustan a este cantautor, junto con el blues y el bossa-nova según me confió, pero además de éstos ofrece también folclore, bolero, balada, rock y ritmos antillanos. Se trata de una gama de ritmos muy sabrosa porque acompañan poemas que enfocan a la mujer. Es un disco con trece piezas y una –Viajeros– se interpreta de nuevo con guitarra, como “bonus track”.
Efectivamente, Mujer de mar adentro cuya obvia temática se compone de poesía que con su música llega más lejos: Alcanza lo entrañable -como señala Alfonso Teja en una de sus carátulas. Son piezas que iluminan a la mujer desde un prisma con múltiples perspectivas. Piezas cargadas de erotismo. Señalan a la mujer libre y pensante; a la mujer independiente, única; a la mujer fatal; a la autosuficiente; a la que incita o apela al deseo. Todas ellas son “causa y efecto”: Atracción y placer, soledad y libertad, etéreas y carnales, lejanas o íntimas: Cabronas, insumisas: Dignas de ser amadas. En ellas radica la locura y la lucidez, el paraíso al fondo del abismo, el sexo donde se suma el amor y la ternura: Olas que emergen de las profundidades.
Es un disco versátil en el que asimismo el relato de sus rolas incluye la realidad social de sus personajes. La pareja que se descubre en lo cotidiano a través de su sensualidad; lo erótico como descubrimiento y conquista; los acontecimientos que suceden en su país -México- como elemento para buscarse, para trascenderse; los flashazos que iluminan la noche donde se pierden o se encuentran… asegún. Sha-la-lá.
SOBRE EL CANTAUTOR
Jaime Arreola vivió en Tapachula, Chiapas, durante su infancia y adolescencia hasta los 16 años. Escribió sus primeras canciones a los 15, cuando formaba parte de un grupo de rock llamado Jolly Roger Band. En la Prepa de la UdM, una vez en Monterrey, formó parte de la Rondalla estudiantil. En 1998 comenzó a publicar su poesía en revistas literarias. Estudió Leyes en la UANL y posteriormente estudió canto y música en la ANDA.
En 1986 debutó como cantautor y es en ese momento que comienza a escribir sus propias composiciones con más oficio. Formó parte de diversas bandas de rock, de folclore y de trova y con el grupo de rock Subterraneón grabaron dos discos: Águila o sol y Luz en el vacío.
Eventualmente canta en La Chunga, pero cada jueves lo hace en Casa Modesto, ubicada también en el Barrio Antiguo.
El ámbito en el que avanzan los cantautores en Monterrey es muy cerrado. “Monterrey es difícil para colocar este tipo de canciones, porque a la mayoría de la gente le interesa lo banal y lo frívolo; a la gente sólo le interesa lo que ya conoce”, me dice Arreola.
A pregunta expresa Arreola indica que en Monterrey no se da pie para que surja un movimiento. Es bien sabido que entre los artistas locales se dan casos de envidia, se vuelven muy individualistas… pero no en todas partes, en este disco participan en varias piezas dos mujeres cuyas espléndidas voces lo enriquecen, se trata de Silvia Cantú y Anakaren González: “Dos grandes cantantes y además muy buenas amigas”, dice Arreola.
Silvia es vocalista en un grupo de jazz y blues llamado Malva, en tanto que Anakaren forma parte del grupo femenino de folclore llamado Sandunga.
En Monterrey -me dice Arreola- “hay más espacios como La Chunga, pero aun así no son suficientes para una ciudad tan grande”. Así pues, esperemos a que comience la noche para ir a esos lugares donde confluyen la poesía y la música, quien quite y conoces a una de esas damas que no tenga la abnegación de la Chorreada, porque quiere ser la sutil encantadora: La diabla mayor: …
DISCOGRAFÍA
Como cantautor Jaime Arreola ha grabado seis discos:
– Cantautores en Monterrey, Trova de Extremadura (colectivo) 1998
– Contramarea 2002
– De la Peña al Antro (colectivo) 2005
– Amor de ciudad 2010
– Ciudad a voces (colectivo) 2017
– Mujer de mar adentro 2017
Raúl Caballero García, escritor y periodista regiomontano, para comentarios: [email protected]
