Hoy la U-ERRE pierde a uno de sus mejores profesores y embajadores. Desaparecerán de U-ERRE Radio el noticiero matutino y los diálogos universitarios de los viernes al mediodía, pero sobre todo, no habrá más estudiantes que en esa Universidad tengan la oportunidad y fortuna de nutrirse de la gran experiencia, inteligencia y conocimientos de un maestro generoso, entregado y genuinamente interesado no solo en transmitir conocimientos, sino en contribuir a la formación, como personas, de sus estudiantes.
Me pregunto a cuántos maestros de la U-ERRE los estudiantes les aplauden al terminar una sesión de clase; a cuántos se les acercan estudiantes para pedirles que los dejen entrar como oyentes a sus clases; cuántos han recibido en el aula a algún papá o mamá que pidió se le permitiera asistir por que su hijo o hija les ha contado que sus clases son muy interesantes; cuántos reciben solicitudes de amistad en Facebook de los papás de sus estudiantes y se convierten en sus seguidores; cuántos han recibido llamadas de papás para invitarles a tomar un café, para conversar sobre cómo mejorar la comunicación con sus hijos, o incluso pedir su consejo sobre algún negocio que desean emprender.
Seguramente habrá quienes piensen que este post está sesgado por “ser la esposa quien escribe”. Por ello invitó a quien así lo desee, a dejar un mensaje contando su experiencia como alumno de Yarto.
Yarto el exigente, el hosco, el aguerrido, el que dice: “¿y usted cree que alguien va a querer contratarlo, haciendo presentaciones como esa?… Yarto el que obliga a sus alumnos a leer el periódico todos los días y los reta constantemente para que desarrollen un pensamiento crítico. Yarto el que siempre está disponible para escuchar, paciente y atento, las cuitas, los sueños y anhelos de sus estudiantes.
Hoy, la U-ERRE ha despedido a Yarto…. Vuelta a la página, ellos se lo pierden.