AMLO ya nos tiene hartos con esa farsa endemoniada y perversa de la rifa del avión presidencial, siguiendo cabalmente lo hecho por el “doctorcito” Goebels (encargado de la publicidad del dictador Hitler), quien era un mago en eso de publicitar a su héroe, ahora nos regala con una perla negra recomendada por el extinto adulador de su jefe, quien mató a su esposa e hijas antes de suicidarse en el búnker de su diabólico patrón. AMLO cree posicionarse de la gloria excelsa en su malhadado sexenio; parece que no cambiará su “personal estilo de gobernar el país”.
Al parecer, ésta manera de tergiversar las cosas, algo que AMLO domina con magistral pureza, cree que los mexicanos entraremos en esa cápsula destructora del engaño, para olvidarnos de tanta mentira con que está llevando a cabo su gobierno. Aclaremos: Todas las compras u obras desarrolladas por la actual administración del “Peje” han sido en un 76% efectuadas por asignación directa, sin licitación; recordemos que el costo, las estimaciones y pagos efectuados por AMLO, cuando fue Jefe de Gobierno del D.F. hechos en los llamados “segundos pisos” en la vialidad capitalina, fueran “blindados” mediante un subterfugio legal, para que no fueran abiertos hasta 20 años después.
López no conoce nada de libros o conocimientos diversos acostumbrados por la mayoría pensante de los mexicanos; se ha dedicado toda su vida a asuntos políticos o campañas; de ahí su falta de conocimiento para gobernar; cree que su “honestidad valiente” es un pase inmediato para convertir sus promesas fallidas y proyectos oscuros es lo máximo para la ciudadanía.
Cree –y lo ha dicho varias veces– que todo lo que hace será avalado por la sociedad y todavía se regodea con la frase: “todo está en orden porque lo he ordenado yo, que siempre he sido honesto” (SIC); palabras dichas por un engreído y exultante autócrata.
En cuanto al Aeropuerto que construye en Santa Lucía no deja que nadie entre a ver las obras, porque, como lo está construyendo el Ejército Nacional, quien goza de ese privilegio por “interés de la nación”. Por ello, no conocemos ni siquiera dicho Proyecto, ni los planos ejecutivos correspondientes; la opacidad, madre apócrifa de la corrupción, brilla esplendorosamente.
Lo mismo pasa con La obra de la Refinería en Dos Bocas, Tabasco y su famoso Tren Maya, que, según él será su obra cumbre; maneja diestramente los hilos de la desvergüenza y sus actos de gobierno son tan transparente como las piedras; lo vemos en cada una de sus cotidianas conferencias “mañaneras”. Así gobierna el país el señor más inepto que ha llegado a Presidente en toda nuestra Historia. Para colmo, nos receta una serie de incongruencias económicas que nos han llevado a bache “hondo y profundo”, al tiempo que nos dice “vamos bien”; su estulticia es gigantesca como inédita e incomprensible su falta de conocimiento de cosas importantes.
¿Hasta dónde nos llevará éste gobierno de caricatura ejercido por quien busca sólo su grandeza, sin siquiera mostrarnos algún avance positivo y veraz? Ya entramos en recesión económica, al tiempo que se desgañita diciéndonos que “creceremos en un 2.0 %. Sublime mentira piadosa.