Ningún mártir muere en vano,
ni ninguna idea se pierde sin ondular
y en el revolverse de los vientos.
La alejan o la acercan, pero siempre
queda la memoria de haberla visto
pasar.
José Martí
Los ideales de libertad y justicia social alentaron en un pequeño grupo de jóvenes cubanos el asalto al cuartel Moncada el 26 de julio de 1953 el cual fracasó, la mayoría fueron asesinados y, el resto, sometidos a un proceso judicial donde los acusados se volvieron acusadores. El argumento de defensa de uno de ellos, se convirtió en la semilla que, seis años después, llevó al pueblo cubano al triunfo de la revolución y al derrocamiento de la dictadura de Fulgencio Batista.
La periodista Martha Rojas, testigo del juicio más importante de la historia de Cuba logra recopilar apuntes reforzados con una investigación acuciosa con algunos de los participantes de esa incipiente revuelta y lo plasma en un libro que nos lleva a recorrer uno de los episodios épicos que protagonizaron 160 ciudadanos encabezados por el abogado Fidel Castro Ruz.
Para entender el valor y dignidad de este puñado de idealistas es menester tomar en consideración las condiciones de corrupción y represión imperantes en el gobierno usurpador de Fulgencio Batista. Previo al ataque al cuartel Moncada, Fidel Castro denunció por traición a la patria al dictador ante los órganos de procuración de justicia sin obtener respuesta alguna. La policía política sofocaba cualquier intento de protesta incluso la tortura y la desaparición de los adversarios era práctica común.
La miseria y nivel de analfabetismo eran de los más altos de América Latina, la desnutrición infantil alcanzaba amplios sectores de la población, los salarios apenas eran suficientes para alimentar precariamente a la familia mientras que los funcionarios gubernamentales nadaban en la opulencia a la sombra de la impunidad ignominiosa saqueando las arcas públicas.
Al ver truncadas las salidas democráticas, ejercieron el derecho humano a la rebelión contra la tiranía. El escaso armamento fue comprado con la aportación económica de muchos trabajadores que vendieron sus pertenencias. Estos mártires ofrendaron su sangre pero no fue en vano. Durante la Causa número 37, Fidel Castro defendió los motivos que los llevaron a alzarse contra un régimen corrupto, pronunciando un manifiesto de profundo contenido social que después fue publicado clandestinamente y sirvió para menoscabar la “moral” de un régimen espurio y seis años más tarde, triunfó la revolución cubana.
La lectura del libro ”El Juicio del Moncada” , con prólogo de Alejo Carpentier se recomienda para interesados en la historia además para juristas y abogados postulantes que estudien argumentación jurídica por la riqueza de recursos retóricos empleados para justificar el empleo de la rebelión de un pueblo en contra de una pandilla de políticos corruptos. Fidel Castro termina su alegato de defensa con la frase “La historia me absolverá” lo cual, a la postre, resultó cierto.