Ah Las inocultables y perniciosas taras de AMLO salen a diario en sus somnolientas conferencias de prensa “mañaneras” donde asisten puros “paleros”, salvo raras excepciones; pero una de las más preocupantes es esa caprichosa terquedad de hacernos ver que la soberanía del uso de nuestro petróleo es equivalente a la de México; una falacia que abomina y nos empobrece.
Un sueño de aquella desaparecida y acrisolada izquierda mexicana exenta de valores y dedicada más a catalogar a los gobiernos de los cuarentas o setentas como neoliberales corrompidos y estériles; es precisamente ésta la base ideológica que continúa viva en la mente de quien es ahora el Presidente de la República.
Un ente plagado de taras insustituibles, incapaces de quitar, cual plaga que infesta y se reproduce sin necesidad de esfuerzo alguno; los viejos las cargamos como parte de nuestros cuerpos, sin pensar quitárnoslas; las traemos bajo arraigadas piel.
¿Cómo entonces tratar de quitarle a éste zafio algo tan intensamente grabado en su mente? Porque no entiende razones, por naturales que nos parezcan; no entiende que Pemex ha perdido durante el primer Trimestre del presente año 23 mi millones de dólares por mes, significativo de todo su Presupuesto para el 2020.
No le entra en su escasa sesera que Pemex es una empresa catalogada como “basura” en los mercados internacionales económicos y energéticos.
Pemex es una empresa y debe vérsela como tal; debe producir ganancias; si no lo hace y persiste en producir sólo pérdidas es un indicador de que debe desaparecer; está quebrada; ese debe ser su destino inmediato.
Pemex debe parar y declararse en bancarrota, para iniciar de inmediato pláticas con sus trabajadores para su liquidación e iniciar también de inmediato los convenios para sus acreedoras; ¡pero ya!
Por años hemos soportado las constantes noticias de tantas pérdidas de ésta inconmensurable forma de dañar al país y seguimos contemplando como si nada pasara, debido a negligencia de nuestras autoridades; pero ésta administración de AMLO ha mostrado un grado más: la terquedad de un hombre dedicado a combatir “conservadores” que se oponen a ese fantasma llamado “independencia energética”, obsoleto, desgastado y demasiado caro para México.
¿Por qué seguir abierta una empresa que pierde a diario sin mostrar mejoría alguna por años?
Una aberrante incongruencia basada en la insana terquedad de un Presidente incapaz que, además, y con el pretexto de la pandemia en curso, ha decretado que no se usen otro tipo de energías, las llamadas “limpias” (solares y eólicas) abusando inescrupulosamente de su autoridad, todo ello en medio de la crisis sanitaria que padecemos; esto es criminal.