Eran tan solo unos pocos… la ilusión, la quimera, la utopía regiomontana… insistieron, comentaron sobre la Batalla de Monterrey en la prensa, luego invadieron a los demás medios de comunicación, tomaron la carretera de la información -internet- y la pusieron a su servicio; investigaron, analizaron, debatieron con firmeza y decisión.
Allí estaban ellos… con el ideal como bandera, venciendo obstáculos, combatieron bizarramente, fueron conquistando adeptos y espacios: El Obispado, Las Tenerías, El Rincón del Diablo, El Puente de la Purísima, lograron la construcción de la Plaza de la Batalla de Monterrey y pronto será realidad el Museo… triunfos, no tan solo culturales, sino materiales.
Brillante lección cívica…la sociedad civil en marcha, la sociedad civil organizada y bien dirigida, sin envidias, sin disputarse puestos en la organización… todo ello como resultado del esfuerzo colectivo.
Cumplieron cabalmente con aquellas palabras que les expresé al principio de su lucha: “Un activista de la Historia es aquel que investiga, analiza, promueve y difunde los quehaceres históricos; siempre dará la batalla por lograrlo y a diferencia de algunos académicos que, apoltronados en su gabinete o cubículo y al amparo de alguna institución o asociación, no cumplen con las características señaladas, son seres pasivos que en muchas ocasiones solo buscan satisfacer su ego o vanidad. Ser activista de la Historia es ser un guerrillero académico que lucha con pasión, denuedo, sentimiento y emoción por aquello que está comprometido”
Persistentes, constantes, sumaron a una cauda de simpatizantes, investigadores y aficionados a los quehaceres regidos por la musa Clío, cuyo resultado es otra visión de la Batalla de Monterrey, la han documentado y han rescatado personajes de las penumbras del olvido.
Un salvamento arqueológico por parte de los esforzados arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia prendió la llama y su acción irradió hasta el vecino país del norte que reclamó los restos de sus coterráneos.
Fue así como han coronado los denodados esfuerzos de este grupo de mexicanos, de norestenses, de nuevoleoneses, de regiomontanos…
Felicitaciones, saludos y un abrazo fraterno para todos los activistas de la Historia, para Ahmed, Pablo, Jesús Ávila, Aracely Rivera… en fin, para todas aquellas personas que lo hicieron posible.
¡Larga vida a los AMIGOS DE LA BATALLA DE MONTERREY!