Dallas, Texas – (Diario regresivo, octubre 30, faltan 5 días para elecciones en USA el 3 de noviembre). En estas elecciones, de entre los temas de interés sobresalen varios, pero uno figura como principal -como decisivo- por su inmediatez ominosa: la pandemia.
La pandemia ha provocado que los planteamientos de los candidatos se ajusten a su impacto. Ha propiciado el voto adelantado de forma masiva. Su peligro azaroso nutre la discusión nacional y confronta las posturas que vienen esgrimiendo durante sus campañas Donald Trump y Joe Biden.
Además, su incontrolable presencia y sus efectos socioeconómicos tiene al país postrado, sin solución inmediata. Y encima de todo prevalece otra circunstancia de alarma que, si bien ya se cernía desde antes, igual con el virus latente entre la población se ha exacerbado: la violencia social que, además, palpita acechante entre los grupos de supremacistas blancos.
En el fondo de la epidemia está desde luego la atención médica que se debate desde hace años. Al respecto el contraste en las posturas de los candidatos se centra en el hecho que Trump quiere reducir la participación gubernamental y, por su parte Biden, al contrario, propone expandir el papel del gobierno federal.
Desde que asumió el cargo, Trump ha buscado deshacer la ley de “atención médica asequible” aprobada en la gestión de Barack Obama, no lo ha conseguido. Ahora, dado su desastroso manejo de la atención al coronavirus, la salud se ha convertido en un asunto crucial a la hora de votar.
En sus planes Biden ha anunciado que pretende expandir la ley de Obama para brindar una cobertura más general a un mayor número de personas.
El 2020 llevará la marca de los estragos causados por el coronavirus. A la fecha la pandemia sigue infectando al país. Trump echa culpas a los gobernantes estatales, despotrica contra China, insulta a los científicos… se quiere lavar las manos, pero no puede tapar el sol con un tuit. Siete de cada diez estadunidenses -según una encuesta de la Associated Press- critican el manejo que Trump ha dado a la pandemia.
Durante meses Trump minimizó su impacto, se negó a ver la realidad que se venía encima, dando recetas absurdas no se lo tomaba en serio. Sus desplantes son temerarios al respecto.
Por eso Biden ante la crisis no deja de cargar contra la fallida estrategia de Trump y responsabiliza a su Administración por la muerte “evitable” de miles de ciudadanos. En la actualidad rondan los 230,000 decesos a causa del virus. Pavoroso.
El demócrata se compromete a utilizar la Ley de Producción de Defensa, que fue creada para ser usada en tiempos de guerra -para redirigir recursos a ciertas actividades del sector privado. No es un conflicto bélico, pero el daño en pérdidas humanas es acaso mayor.
Trump se resiste a perder, acrecienta su afán desesperado de recuperar terreno en la contienda política, pero lo hace desde la imprudencia: hace campaña como si no viviéramos en medio de la atroz pandemia, se desplaza en los estados más disputados sin consideraciones de que sean focos del coronavirus.
Mala gestión de su campaña en mítines sin precauciones: Mala decisión convocar a sus huestes sin protección, sin respetar el distanciamiento, sin mascarillas. Imprudente. Por donde se le vea, es responsable de la mala gestión ante la pandemia.
Todo lo arriba apuntado llama a los candidatos a replantear el sistema de salud nacional con la población como verdadera beneficiaria. Todo lo apuntado nos hace pensar que sí, es un asunto crucial a la hora de votar, es un importante activador del voto.
Raúl Caballero García, escritor y periodista regiomontano. Para comentarios: [email protected].