En la década de los cincuentas y sesentas, los matrimonios eran para toda la vida, los roles en el mismo estaban bien definidos, la mujer atendía el hogar, al marido, los niños, mascotas y el esposo era el proveedor financiero de la familia formada.
Imposible pensar en el divorcio, aunque el matrimonio fuera un fracaso, no podían divorciarse, estaban casados por las tres leyes, la civil, la religiosa y la social. Si pensaban que diría la tercera ley con p… pero no, socialmente una mujer divorciada era muy mal vista, aunque fuera inocente y la hubieran abandonado, puesto el cuerno, no la mantuvieran ni a ella ni a los hijos y el marido fuera todo un charro mexicano, borracho, mujeriego y jugador, la cruz la llevaba la mujer y por algo la habían dejado, por eso el marido se refugiaba en la bebida, pobre hombre…. Así mientras el marido sufría y ahogaba sus penas en alcohol, la mujer lavaba ajeno, andaba de sirvienta, cocinera y lo que su poco conocimiento le permitía para poder sacar a flote a los hijos y a ella misma.
Por algo Laura León “la Tesorito”, se aventó su hit ochentero:
“Gracias a Dios, que me libre de ti, como una sirvienta tú me tenías a mí, todo el día metida en la cocina y nunca me sacabas ni a la esquina…”
En el caso de las mujeres que pudiendo divorciarse no lo hacían por miedo a perder los beneficios del matrimonio si sus hijos ya eran mayores de edad, y continuaban casadas a fuerzas viendo como su autoestima se diluía en un infierno marital, hoy las cosas han cambiado.
Para empezar pueden promover el divorcio incausado (express) y quedaran solteras aunque su marido no quiera, sin tener que justificar porque se quieren divorciar, sin Re victimizarse ventilando las causas del divorcio, simplemente le dicen al Juez me quiero divorciar y punto; peroooooo ahí no termina el asunto, la ley ha evolucionado y ha reconocido la valía del trabajo doméstico de la esposa, que siempre fungió como ama de casa, que no trabajo en una empresa o negocio fuera del hogar y dedico todo su tiempo y energía para atender al marido y a la familia, nuestra legislación ya reconoce el sacrificio que significo dejar de percibir ingresos por un trabajo donde se genere antigüedad, se tenga derecho a pensión, aguinaldo, vacaciones, IMSS, y todas las prestaciones que una empresa debe dar a sus empleados, por estar atendiendo a los hijos esto a través de la pensión compensatoria que fijara el Juez que vio el divorcio y deberá pagar el marido.
La pensión compensatoria puede durar hasta el mismo tiempo que duro el matrimonio y debe ser una cantidad suficiente para que pueda vivir dignamente, aclarando que es independiente de lo que le corresponda a cada uno por la liquidación de la sociedad conyugal. La pensión compensatoria solo concluye en caso que la mujer contraiga nuevas nupcias, tenga un trabajo estable que le permita vivir dignamente o por convenio entre las partes.
Así en caso de un divorcio, la mujer puede quedar tranquila ya que aunque el marido se niegue a darle el divorcio puede obtenerlo, si se niega a mantenerla y él tiene trabajo estable y durante todo el matrimonio la mantuvo, deberá seguirlo haciendo por un buen periodo de tiempo, incluso si el marido no quiere hacer el reparto de bienes también podrá conseguir una orden judicial para que se proceda a la liquidación de la Sociedad Conyugal.
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