Cuenta una leyenda de allá por un rancho, que encontraron una mina de la cual era posible extraer piedras que al hacerlas polvo se obtenía un valioso material multiusos a los cuales el resto de sus habitantes no podía sacarles provecho alguno porque nadie sabía nada acerca de ello. A pesar de la gran sabiduría de los ancianos sobre el glorioso pasado de la población, de cómo criar vacas y becerros, de saber cuándo la cosecha habría ser buena o raquítica, del origen mítico que los nombres prehispánicos tenían en cada poblado, nadie de por el rumbo conocía la más remota idea de qué hacer con esa sustancia, a la que muchos visitantes extranjeros traía más que alborotados. Los más mal pensados decían que igual y no fuera como los hongos de María Sabina los que en su tiempo motivaron la visita de tanto güero encorbatado, melenudo disque artista y gente rara a la cultura mazateca que decía venir por iluminación, pero lo único que querían era drogarse.
Pero esta sustancia extraída de las entrañas de la tierra, era algo más que un alucinógeno y si traía enloquecidos a los encorbatados fuereños, gringos y hasta europeos era porque el polvito grisáceo, esas piedritas machacadas hechas casi que pinole, PROCESADO COMO ES DEBIDO resulta muy útil en la fabricación de sistemas de enfriamiento, controles de humedad, baterías, vidrio, computadoras, celulares, polímeros, medicamentos y hasta complementos alimenticios. Es un componente básico en una importante cantidad de insumos industriales de alta gama que MÉXICO NO ESTÁ EN CONDICIONES ÓPTIMAS DE PROCESAR MEDIANTE SU PROPIA TECNOLOGÍA HASTA CONVERTIRLOS EN PRODUCTOS CON CALIDAD DE EXPORTACIÓN y que por lo tanto, habrá venderles a precio casi de remate como materia prima hasta agotar una de las reservas más grandes existentes en la tierra, que han sido encontradas nada más ni nada menos que en el municipio de Bacadehuachi, Sonora, en los límites con el estado Chihuahua, lo cual no necesariamente es algo malo pero en función de la PÉSIMA EXPERIENCIA QUE SIGNIFICÓ LA EXPLOTACIÓN PETROLERA, no da señal alguna de ser buen augurio.
Una cosa es lo que hicieron los noruegos con su petróleo; construyendo un estado de bienestar social vigente, que garantiza servicios de calidad a los ciudadanos de ese país nórdico, educación de primer nivel, alto estándar de vida o bien los Cataríes (gente de Qatar) quienes pasaron de vivir una península pesquera, desértica y comercializadora de perlas, regida como protectorado británico a un poderoso estado hegemónico que disputa al tú por tú el liderazgo en la región con sus vecinos los Saudíes y los Emiratos Árabes Unidos, tras sacarle provecho a sus reservas de gas natural, solo superadas por los rusos y por los iraníes convirtiéndose en uno de los principales centros globales de investigación y desarrollo, con una reserva probada para abastecer de hidrocarburos durante décadas a quienes opten por sus servicios como proveedores especializados y que ya les permitió tener un bonito recurso financiero soberano de 170,000 millones de dólares reinvertidos como fondos mutuos, además de haberse construido una ciudad nueva de clase mundial y rematando con la creación de una sede educativa que le da cabida a más de cinco universidades entre estadounidenses y europeas.
Todo esto mientras en México le siguen dando reiki a Pemex, a ver si jala mínimo para que desquite la existencia de una refinería, que en el fondo todos entendemos que en realidad no se ocupa pero que ya sabes quien insiste que sí. Por lo que, más pronto que tarde, ese mismo necio avejentado, avinagrado y desfasado de la realidad ha comenzado a emular a Tata Cárdenas, queriendo parecerse a López Mateos y ya puso a sus huestes a trabajar en un proyecto de ley para nacionalizar la explotación del Litio no sea que otras regiones de esta américa latina nuestra de todos los días citando a Ricardo Rocha, se nos adelanten y sean Argentina, Chile y Bolivia, quienes nos coman el mandado, exportando materia prima malbaratada y no PRODUCTOS PROCESADOS INDUSTRIALIZADOS COMO DE ALTO VALOR AGREGADO Y ALTA GAMA. ¡Qué horror! Eso sería neoliberal y propio solo de los noruegos y los Cataríes. ¿Aquí es cuando gritamos; “Que viva México”? “Pos ya que” dijeron en el rancho aquel de la leyenda.
