Las órdenes de protección y restricción son medidas de emergencia cuyo único objeto es salvaguardar la integridad física y psicológica de la víctima, pueden ser solicitadas ante el Juez de lo familiar oral o penal por la persona que se siente agredida por su familiar (generalmente es la pareja) y le brinda la oportunidad de promover las acciones legales correspondientes sin el temor de ser agredid@.
Comúnmente el Juez que ve el caso fija una distancia mínima (va de 300 a 500 metros) a la cual no puede acercarse el agresor, si lo hace está violando la orden y puede ser detenido. Se prohíbe también intimidar, llamar telefónicamente o contactar a través de redes sociales o por cualquier medio agredir o molestar por cualquier medio a la víctima.
La policía es enterada de la situación de violencia en el hogar y hace rondines frecuentes en la zona, a la víctima se le proporciona un número para que llame en caso de que vea al agresor rondando por la casa y si pasa la policía y lo detiene al momento del acecho se le complicará mucho su defensa.
En muchas ocasiones son promovidas por mujeres que ya están hartas del marido o concubino, ya no aguantan los golpes, insultos y vejaciones de que han sido objeto por años y cuando al fin toman valor para decir ALTO y deciden iniciar un proceso legal (llámese divorcio o alimentos) la ley las ampara y les da la oportunidad de estar tranquilas resguardadas en su casa lejos de quien en lugar de protegerlas las victimiza.
Ahora bien, en caso de que el denunciado ya esté sujeto a proceso penal por violencia y la restricción sea una de las medidas cautelares dictadas por el Juez de control en beneficio de la víctima, en caso de reincidencia o que se compruebe el acoso, el denunciado puede perder incluso la libertad.
En el caso de los hombres, la situación es diferente, ellos sufren el acecho de la mujer despechada, seguramente para la pareja es muy difícil descubrir que vivió engañad@, que aquel ser que le juró amor eterno se ha convertido en un enemigo, que de aquel amor que derrochaba ya no queda nada, ahora en su lugar hay celos, envidia, resentimiento, coraje, rencor y todas estas facetas del desamor se agravan cuando ve que el objeto de su acecho vive feliz una nueva relación.
Siempre les recomiendo a mis clientes si traes nueva pareja no lo publiques en redes sociales, no lo pongas en el perfil de Whatsapp, deja que tu ex sea quien primero ponga su nueva relación, eso te salvará de muchos problemas. Algunos entienden, otros no… y como resultado ven a su ex pasar de ser la persona amorosa que conocieron en un inicio a convertirse en un digno espía de la CIA. Revisan los celulares, graban conversaciones, investigan los lugares de trabajo, las redes sociales propias y de los contactos, no se diga la familia política… Y ahí es cuando ellos promueven las órdenes de restricción y protección contra “la toxica”
Decía Juan Gabriel, pero qué necesidad… para qué tanto problema…
Lo más sano si una relación ya fracasó es aceptarlo, asumir el duelo, vivir el dolor que significa el fracaso, darse un tiempo y en un futuro más cercano de lo que se piensa reanudar la vida romántica con un nuevo amor.
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