A finales de los noventa se vio venir en México una oleada de cubanos que querían salir de la isla, quedar fuera del dominio de Fidel y sus secuaces, profesionistas y deportistas de todas las áreas, ingenieros, médicos, acupunturistas, matemáticos; en fin gente muy preparada que ansiaba poder trabajar y ganarse su sustento libremente. Muchos de ellos se ganaron a pulso el apoyo de los mexicanos y sin pagar un peso recibieron la protección de nuestro pueblo.
Hoy la situación es distinta, en medio de la crisis migratoria de tanto indocumentado tratando de transitar por nuestro país para llegar a la frontera norte e ingresar a los Estados Unidos, una figura jurídica que están implementando como recurso legal es el matrimonio con ciudadanos mexicanos. Hombres y mujeres procedentes de Haití, Ecuador, Colombia, Guatemala, Belice en su travesía para llegar a Norteamérica pagan entre 20 y 30 mil pesos a nacionales que están dispuestos a comprometer su libertad para ganarse unos pesos. Tan jodido está el asunto que hay quien es capaz de comprometer su libertad por miserables $30,000 pesos.
Quizá producto de la inflación generalizada, la baja en los ingresos por el Covid 19 en muchas áreas laborales como estilistas, cocineras, spas, la industria hotelera y turística, gimnasios los salones de eventos y demás recreativos, el firmar un papel que dice que te divorcias en un año y a cambio ganarte unos pesos es una buena opción para muchas personas.
Lo que lamentablemente ignoran es que este matrimonio, implica una serie de obligaciones legales que no son sujetas a pacto en contrario. Quizá no les han informado que en caso de enfermedad están obligados a mantener al cónyuge. Imagínense que en medio de su travesía tienen un accidente y quedan imposibilitados para moverse, En caso de enfermedad, los dichosos 30,000 pesos no les van a servir de nada.
Los responsables ante Migración y las autoridades mexicanas son los cónyuges, y de nada va a servir que digan “yo solo me case por contrato para que pudieran cruzar el país, a mí me pagaron, no hicimos vida juntos…” en estricto derecho ese matrimonio adolece de vicios y es sujeto a juicio de nulidad.
Por otro lado la calidad de la gente no es igual, hay bandas entre los migrantes que se dedican a delinquir, la gente local les tiene por un lado lástima y por el otro desconfianza, no se diga si son colombianos. Drogas, prostitución en redes, robos, son solo algunos de los delitos que más se ven entre migrantes y de nuevo quién es el responsable del migrante en caso de un delito… el cónyuge.
Ojalá las personas por mas necesidad que tengan piensen las cosas y no firmen un matrimonio que más que darles unos pesos les generará un gran dolor de cabeza.
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