Estaba nerviosa, temblaba, hacia 31 años que no veía a su marido, al padre de sus hijos, no sabía cómo iba a reaccionar al verlo en la audiencia de divorcio.
Ella se casó enamorada, pensaba que él era el hombre de su vida, no resulto así.
A los pocos años de casada el mostro su verdadero ser, machista, manipulador, desobligado, ni siquiera por tener 2 niños pequeños se responsabilizó.
Lamentablemente eran mediados de los setenta, cuando la mujer se casaba lo hacía para toda la vida, un divorcio era impensable. Su misma madre la orilló a continuar en una unión legal sin amor, donde no era valorada, respetada, amada, mucho menos protegida, y lo que más lastimaba a ese triste corazón era que tampoco sus hijos lo eran, más que vivir en una familia estaba encarcelada y el poseedor de la llave era el marido.
Pasó el tiempo, por culpa de malos manejos financieros el hombre hizo que se perdiera la casa donde vivían su esposa y los 2 niños… entonces no existía la violencia familiar, menos la violencia económica, ni las órdenes de protección y restricción.
Perder el patrimonio que le regalaron sus padres y verla en la calle de la noche a la mañana, sirvió para que su familia le diera abrigo y el marido los abandonara, GRAN FAVOR LES HIZO. La señora se puso a trabajar, empezó a dar clases de música, sus hijos excelentes estudiantes estudiaron becados, hoy 31 años después son concertistas de carrera.
La audiencia de divorcio inició, tenía a su marido frente a ella, no lo reconocía, más de 30 años de no verlo… estaba canoso, maltratado de la cara, el rostro ajado por los años y el sol, su boca temblaba con un tic, tendrá parkinson pensó ella…
Su voz serena pero firme dijo que SI quería el divorcio y además se reconocieran sus derechos a una pensión compensatoria, desde el abandono que sufrieron ella y los entonces niños, el marido brilló por su ausencia, no se responsabilizó de sus alimentos, no les dio casa, ni atención médica, menos educación, no les compró ropa, ni los festejó en sus cumpleaños, no les dio regalos de navidad, no conoció sus primeros novios, no los enseñó a manejar, no los guio como un padre debe hacerlo mostrando el camino, las opciones, las cosas buenas y malas de la vida, él no fue un padre, fue un donador de esperma…
El Juez le dio el divorcio, en menos de 15 minutos y disolvió el matrimonio de papel que por años le quito la paz…
No lo podía creer, por fin era libre, estaba FELIZ, risueña y nerviosa, a sus 60 años ¡apenas empieza a vivir!
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