La victoria abrumadora de AMLO provocó, desde su toma de posesión, una respuesta furibunda de la ultraderecha. AMLO obtuvo 30 millones de votos. Los otros tres candidatos, juntos, captaron 27 millones, equivalentes al 59.19 y al 43.8% de la votación válida, sin descontar los votos nulos (1.5 millones). El debate ideológico en el mundo ha resurgido por el fracaso del capitalismo neoliberal, incapaz de zanjar la desigualdad social y reducir la pobreza. Un documento del Observatorio de Políticas Globales, publicado en 2018, advierte: «La Agenda 2030 cita las “enormes disparidades de oportunidades, riqueza y poder” como uno de los “inmensos desafíos” para el desarrollo sostenible. Reconoce que “el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible… solo será posible si se comparte la riqueza y se combate la desigualdad de los ingresos».
López Obrador afronta a la oligarquía y a los medios de comunicación bajo su órbita, con base en la legitimidad de las urnas. Pese al fracaso del Gobierno en seguridad, salud y economía, los índices de popularidad del presidente se mantienen por encima del 60%. Morena se afianza como primera fuerza electoral y tiene la mayor intención de voto en los estados. Un cable diplomático del Gobierno de Estados Unidos, despachado al principio de su administración, explicaba entonces el fenómeno: «(AMLO) se beneficia de tener partidos de oposición divididos, relaciones públicas magistrales y el toque (de hombre común). (Su imagen) gana brillo al recortar presupuestos gubernamentales y al visitar partes del país que durante mucho tiempo han estado abandonadas» (Reforma, 06.04.21).
«El teflón sobre AMLO» se mantuvo en su primer año de Gobierno, dice la nota firmada por el entonces embajador Christopher Landau. La “capa protectora” [el término se utilizó en la administración del presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, para entender el escaso o nulo efecto de las críticas y los errores en algunos jefes de Estado (Jorge Buendía, El Universal, 04.12.18)] se mantuvo en el segundo y el tercer año de la gestión amlista, no obstante la violencia, la pandemia de COVID-19, la falta de crecimiento económico y la confrontación del presidente con el conservadurismo y otros sectores.
Empero, lo que otras crisis no pudieron: abollar el teflón presidencial, lo consiguió el escándalo de la casa de Houston alquilada por el hijo mayor de AMLO, José Ramón López Beltrán, y su esposa Carolyn Adams, entre agosto de 2019 y julio de 2020. El reportaje de Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, difundido a bombo y platillo por Carlos Loret de Mola, en el portal Latinus, apuntaba hacia un conflicto de interés. La residencia pertenece a un exejecutivo de la empresa Baker Hughes Co., a la cual Pemex le ha asignado contratos por más de 151 millones de dólares. El dueño de la vivienda, Keith Schilling, aclaró la situación en un correo electrónico dirigido a la agencia de noticias Bloomberg. Schilling trabajó en Baker Hughes entre 2016 y 2019 y cuando se mudó a Canadá decidió rentar su casa en Houston. «No tenía ninguna relación previa, conexión personal o familiaridad con el arrendatario o la familia del arrendatario de ninguna forma o manera alguna. En cualquiera de mis roles en Baker Hughes, no tenía responsabilidad por ninguna actividad comercial o contrato en o relacionado con México», asegura (Reforma, 05.02.22). La información la corroboró el despacho de auditores R. McConnell Group el 21 de febrero.
El presidente López Obrador reaccionó contra MCCI, Latinus y los medios que los secundaron. «Es Claudio X. González, porque (…) eran los dueños o se sentían los dueños de México con periodistas deshonestos (…) y mercenarios, capaces de inventar cualquier situación, como Loret de Mola (…). Siempre (…) he salido de la calumnia ileso. Por eso es muy importante la honestidad. No se puede enfrentar a una mafia de poder sin autoridad moral. La honestidad es el escudo que protege», declaró en la rueda de prensa del 9 de febrero, coincidente con el 105 aniversario de la Marcha de la Lealtad. El teflón se abolló, pero no se ha roto.