Durante el último mes, distintos analistas de los ámbitos económico y geopolítico advierten que la globalización está sufriendo los efectos del conflicto entre Rusia y Ucrania.
Aunque las sanciones económicas han tenido como objetivo único a Rusia, los efectos colaterales son innegables. Vale la pena añadir que Rusia está considerada como la 11ª economía global, además de su preponderancia en los mercados de energéticos y minerales, entre otros productos.
Por ende, su aislamiento deriva inminentemente en afectaciones económicas a nivel internacional. Se mencionan también al menos dos aspectos previos que comenzaron a afectar la globalización.
El primero, el surgimiento de gobiernos proteccionistas o populistas que han afectado el libre comercio internacional y desincentivado la inversión, y segundo, la guerra comercial entre EUA y China, las dos economías más grandes del mundo, que inició en 2018 y derivó en la imposición de una serie de aranceles a distintos productos.
Mi análisis y prospectiva:
La imposibilidad de llegar a un pronto acuerdo entre las partes directas e indirectas del conflicto de Rusia y Ucrania, aunado a los diversos y significativos efectos que ha desencadenado a nivel global, han provocado un nivel de encono que impedirá regresar, al menos en el corto plazo, a las condiciones que existían previamente.
La comunicación y relación entre los países adversarios, el flujo comercial, la inversión, y la confianza, ya han sufrido un retroceso significativo.
De no resolverse el conflicto a la brevedad y de mantenerse la imposición de sanciones, Rusia buscará una u otra forma de recuperar el dinamismo de su economía, comerciando principalmente sus recursos energéticos y minerales con los países que estén dispuestos a tomar el riesgo.
Si dichos países son merecedores de sanciones también, un escenario que no debe descartarse, se exacerbaría la reducción del libre comercio, dividiendo aún más a las economías, afectando a su vez las condiciones para la globalización.
Bajo ese hipotético escenario, dichos países buscarían la protección con su principal socio comercial y aliado militar, lo cual reforzaría la creación de bloques.
En condiciones de menor interconexión, relaciones diplomáticas tensas, y límites al comercio, las empresas locales buscarán la protección, subsidio, y apoyo de sus gobiernos en todos los sentidos para mantener y hacer crecer sus operaciones a nivel local.
Por su parte, las empresas transnacionales tendrían que ajustar sus importaciones y exportaciones de productos finales conforme a las sanciones existentes, crear redundancia para fuentes de insumos, así como volver a evaluar su portafolio de mercados internacionales, considerando el nuevo orden global, y procurando mantener una neutralidad, lo cual sería cada vez más complejo.
Lamentablemente, el reciente conflicto de Rusia y Ucrania pudiera detonar la conformación —por lo pronto informal—, de bloques militares-económicos cerrados con una marcada regionalización y menor globalización.
Es indispensable que entre EUA y China, que son actores relevantes e influyentes para solucionar o empeorar el conflicto, se mantenga una cercanía constructiva con el objetivo de salvaguardar lo más posible, las condiciones básicas de globalización que disminuyan los daños a la economía global.