La escritora y filósofa española Adela Cortina, tiene entre sus muchos logros el haber aportado al español el término “aporofobia” a la Real Academia de la Lengua Española que significa rechazo a los pobres. La palabra se adoptó para definir el odio a los indigentes y la aversión hacia los desfavorecidos.
El término “aporofobia” procede de dos vocablos griegos: “áporos”, el pobre, el desvalido, y “fobéo”, temer, prevenirse, odiar, rechazar.
La filósofa española ha señalado en múltiples ocasiones que, por desgracia, la aporofobia ha existido siempre; está en la entraña de los seres humanos, es una tendencia universal.
Un caso de “aporofobia” fue el de los migrantes que perdieron la vida en Ciudad Juárez Chihuahua. La gente estaba enojada porque pedían dinero en las avenidas y los quería fuera de su vista. La autoridad decidió encerrarlos, para posteriormente deportarlos a sus países de origen, pero un incendio y la inacción de la autoridad del INM, acabó con 39 vidas, con sus sueños y los de sus familias.
Otro caso de “aporofobia” ha sido el acoso escolar, donde se suele molestar a las personas por su aspecto físico o falta de recursos económicos. Recientemente una joven estudiante de secundaría fue golpeada por su compañera sin justificación alguna, causándole severas lesiones que le llevaron a la muerte una semana después.
La semana pasada también se vivió un caso de “aporofobia” en Guadalajara, Jalisco; se filtraron videos en las redes sociales, donde una pareja de policías gaseó, golpeó y hasta se subió encima de un indigente. Incluso el policía se atrevió a patear su rostro.
Adela Cortina, en su libro “Aporofobia, el rechazo al pobre”, dice que no rechazamos a los extranjeros si son turistas, cantantes o si tienen gran fama. Los rechazamos si son pobres, si son inmigrantes, mendigos, indigentes, incluso rechazamos a los pobres si son de la propia familia.
Conociendo esta realidad social, tenemos que ser capaces de intentar transformarla. Ojalá y en esta semana de pascua podamos renacer como sociedad.