Nota del Editor.- A 48 años de la detención del supuesto guerrillero Jesús Piedra Ibarra, quien posteriormente desaparecería en manos del gobierno, José Alberto Rodríguez Ramírez nos presenta un recuento de los hechos.
Cuando Jesús Piedra Ibarra llegó a la esquina de Arteaga y Félix U. Gómez, Juventino Romero Cisneros, el de la Policía Judicial del Estado (PJE), lo reconoció inmediatamente: tal como le habían dicho que iba a ir, vestía guayabera, además había visto bastantes fotografía de él que le había mostrado en su oficina, a él y a los otros agentes, Ricardo Condelle Gómez, al que apodaban “El Águila”, el temible delegado de la Dirección Federal de Seguridad (DFS), jefe real de la PJE en el estado para el combate a la guerrilla, la ya famosa Liga Comunista 23 de Septiembre (LC23S).
Ese 18 de abril de 1975, era ya el tercer día que Juventino y sus compañeros, 5 judiciales y uno de la DFS, además de otros diez militares a un poco de más distancia, montaban guardia en esa equina, discretamente, esperando que apareciera su objetivo, así que cuando lo vio, como a tres o cuatro metros, trató de no hacer aspaviento, pero Jesús “sintió la mirada” y volteó a verlo, a lo que él dio dos o tres pasos atrás, repegándose a la barda, recordó que las órdenes eran terminantes: “que de ninguna manera lo fueran a herir o matar por que en México la DFS lo quería vivo”. En eso pasó un camión urbano de ruta a toda velocidad, así que, fingiendo hacerle la parada, corrió hacia la esquina y ya estando cerca, fingió tirar una moneda que traía en la mano y al hacer como que la iba a recoger se abalanzó sobre Piedra Ibarra, abrazándolo a la altura del pecho sujetándole los dos brazos, y al ver que su compañero de la judicial César Manuel Garza Espinoza corrió a ayudarle, le dijo “métele la mano aquí por el ombligo trae la pistola”; César rápidamente metió la mano, tomó la pistola y al jalarla fuertemente hacia arriba, golpeó la boca de Jesús, quien, al tenerla abierta, le mordió la primer falange del dedo índice de la mano derecha, tan fuertemente que casi se la desprendió, entonces llegaron en apoyo los también policías judiciales Gustavo Melo Palacios y Benjamín Maya Filoteo, quienes, forcejeando, ayudaron a meterlo a uno de los carros que traían en el operativo, que ya se había aparejado, yéndose todos a las oficinas de la DFS, en las calles de Riva Palacios y Mina, para entregarlo. Durante este trayecto, al revisarlo, le encontraron siete cargadores abastecidos para pistola calibre 45 los cuales traía adheridos al cuerpo mediante una fajilla a la altura del pecho. Eran como las 8 y media de la noche.
La ficha de la DFS sobre Jesús Piedra Ibarra lo señalaba como participante en numerosos asaltos los últimos dos, quizá tres, años: Autodescuento Tecnológico el 4 de noviembre de 1973, en la colonia Florida, Autodescuento de la Av. Madero el 9 de febrero de 1974, el 29 de marzo del mismo año a las bodegas de Casa La Daga, y el 1° de abril al Banco Regional del Norte Obispado, el 20 de abril, la panificadora Bimbo. También se le nombraba como participante en asaltos a una gasolinera, una zapatería de 3 Hermanos y la Tienda de Empleados del IMSS. En realidad se le perseguía furiosamente por pertenecer a la LC23S y haber participado en el fallido intento de secuestro que terminó con la muerte del líder industrial Eugenio Garza Sada.
Desde su fundación el 15 de marzo de 1973 la LC23S nació infiltrada. La DFS logró tener a un “infiltrado” (o “soplón” dependiendo del lado que se le mire) que inclusive reclutó a un segundo, éste un tanto ingenuo y menos letrado, a quien convenció de ser un “doble agente”, así, la información a los perseguidores llegaba, si bien parcial, dada la información fragmentada que por seguridad tenía cada miembro de la Liga, muy útil para frustrar operativos, detener o “eliminar” guerrilleros y buscar la desmoralización de la organización. Pronto tuvieron pistas, algunas bastante imprecisas, de los participantes en la muerte del empresario, y la cacería fue implacable.
En los patrullajes de noviembre de 1973 que siguieron al asalto al Autodescuento Tecnológico sucedido el día 4, el 15 por la noche, como a las 10 p.m. en un rondín, unos policía vieron en la esquina de las calles Venustiano Carranza y Lombardini un carro Ford Galaxy 500 que les pareció sospechoso, y al acercarse y ver dentro de él a dos jóvenes, les pidieron sus identificaciones, pero éstos les respondieron disparándoles e hiriendo a uno de ellos en un muslo. Rápidamente el Ford Galaxy Salió huyendo con rumbo al centro de la Ciudad; al poco tiempo la radio policial daba cuenta de haber hallado el carro abandonado y pronto un segundo reporte dijo ver a dos jóvenes a alta velocidad, como si huyeran, en una Pick Up Chevrolet por el rumbo de la Colonia Contry. La persecución derivó inmediatamente en balacera y en ella murió el policía Guillermo Villarreal Valdez; el policía sobreviviente dijo reconocer a Jesús Piedra Ibarra como el que había disparado la bala asesina.
Al investigar la propiedad del Ford Galaxie 500, color rojo oscuro, modelo 1971, se encontró que estaba registrado a nombre del Dr. Jesús Piedra Rosales, con domicilio la Colonia Altavista. También hallaron en la cajuela propaganda, cartuchos, un rifle, pasamontañas, bolsa de lona del Banco Mercantil de Monterrey conteniendo aproximadamente $ 600.00 en monedas y una caja metálica con varios billetes. También encontraron la documentación del automóvil que se había usado para el asalto al “Autodescuento Tecnológico”, mismo que, originalmente, había sido reportado como robado. Además se halló un diploma de la Asociación Neolonesa de Karate Do (8º Kyo) otorgado a Jesús Piedra Ibarra, con lo que confirmaron la pertenencia de éste a la LC23S, siendo alto dirigente de ella.
Durante los operativos de abril de 1974 que terminaron con la captura y posterior desaparición del máximo dirigente nacional de la Liga, Ignacio Arturo Salas Obregón, hubo un enfrentamiento el 22 donde participó Jesús Piedra Ibarra y otros 5 compañeros, y aunque lograron huir, resultaron heridos dos de ellos, entre los que estaba Yanira Elizabeth Fernández Maldonado, entonces su pareja sentimental.
Según la ficha de la DFS, el 18 de febrero de 1975 a las 5 p.m., se recibió una llamada en la PJE, donde una voz masculina dijo: “Fui deslindado de la Liga. Vivía con “Rafael” y “Marcos” en Flores Magón 2339. Quieren matarme. Ahí hay armas y cartuchos”, por lo que se armó un operativo de vigilancia en dicho domicilio, y poco después de las 6:30 a.m. del día siguiente, 19 de febrero, llegó un automóvil Ford Maverick, modelo 73 o 74, del que bajaron 3 personas, desatándose la balacera entre ellos y la policía. Alguien gritó: “Rafael, sal tú y entrega la pistola” a lo que un individuo joven salió de la parte delantera, y cuando asomaba la mitad del cuerpo, repentinamente sacó una pistola y empezó a dispararle a los policías, quienes respondieron al fuego, cayendo el joven al suelo; a un grito de “¡Cúbreme!” una ráfaga de metralleta cayó sobre la patrulla estallando una llanta, mientras otros jóvenes subían al herido al Maverick, que, según dijeron los policías, iba desangrándose. El auto salió rápidamente y la policía le perdió el rastro. Según la descripción de los testigos, cotejada con fotografías el herido era Jesús Piedra Ibarra, y guerrilleros presos corroboraron el alias de “Rafael” para éste.
(CONTINUARÁ)
