El grupo de naciones denominado “G7”, conformado por EUA, Japón, Alemania, Reino Unido, Francia, Canadá e Italia, tuvo recientemente reunión de sus Presidentes en Hiroshima. Un par de días antes, el presidente de China fue anfitrión de una reunión con los mandatarios de los países de Asia Central; es decir, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán, todos exmiembros de la Unión Soviética hasta 1991, localizados geográficamente entre China y Rusia, y con los cuales discutió temas de inversión, desarrollo, comercio y defensa para dicha región.
Entre los diversos temas que el G7 discutió durante su cónclave de tres días están el conflicto entre Rusia y Ucrania, resiliencia económica, transición energética, seguridad alimenticia, inversión global en infraestructura, y destacó su pronunciamiento solicitando a China presionar a Rusia para cesar el conflicto y retirar sus tropas de Ucrania. Además, mencionaron que desean tener “relaciones económicas sostenibles” con China bajo reglas internacionales, a la vez que aclararon su intención por reducir su riesgo de interdependencia a través de diversificar sus inversiones en otros países.
Posteriormente, en ruedas de prensa, el presidente de EUA, Joe Biden, pronosticó que se aproxima un “descongelamiento” de la relación de EUA con China; sin embargo, China no ha referido nada al respecto y tampoco analistas registran evidencia de ello.
Mi análisis y prospectiva: Aun y cuando el G7 asegura que alcanzó acuerdos, existen matices en la implementación de cada país por la diversidad de objetivos, sobre todo en lo concerniente al trato y la relación con China. Europa, y en general los aliados de EUA enfrentan una disyuntiva de objetivos económicos y diplomáticos.
Por una parte, EUA procura que implementen y mantengan las mismas acciones y potenciales represalias hacia China, que la primera potencia considera adecuadas o que amenazan su influencia global y economía. Por otra parte, China espera que Europa disienta con EUA y sea independiente en sus gestiones de su relación con la segunda potencia económica global, al priorizar la seguridad económica de Europa sobre la agenda hegemónica de EUA.
En otro orden, no es coincidencia que las dos economías más grandes del mundo, EUA y China, hayan tenido cónclaves multilaterales prácticamente en las mismas fechas. Aunque con distintos objetivos y tipos de países, es un indicador más de la intensa competencia geopolítica. EUA por un lado encabezando las decisiones de las economías líderes occidentales, y por otro lado China coordinando el blindaje comercial y de defensa de una región contigua a su territorio.
Surge una reflexión adicional sobre el G7. En esta ocasión, tuvieron como países invitados a India y Brasil. Vale la pena recordar, que el grupo se denominaba G8 e incluía a Rusia, hasta que en 2014 dicho país fue suspendido del grupo por el anexo del territorio de Crimea. La estabilidad de la agenda global está supeditada a una pacífica coexistencia de las principales potencias. China no es parte del G7 pero es la segunda potencia económica y el segundo país más poblado. India representa la quinta economía, además de ser el país más poblado del mundo y por ende considerada la más grande democracia. El G7 se puede decir que es hoy la reunión de las mayores economías democráticas desarrolladas occidentales. Quizá vale la pena redefinir su alcance, audiencia y protocolo, para incluir al menos como miembros frecuentemente invitados a China e India, con el fin de que en efecto todas las economías más grandes a nivel internacional, representando a la mayoría de la población, puedan en conjunto conversar, resolver, decidir, e implementar las acciones globales de mayor repercusión económica y poblacional.