De nueva cuenta el club Vaqueros de la Linda Vista se vive un conflicto de intereses entre la gente de pantalón largo, olvidándose que los más importante son los niños y niñas que conforman la organización.
Ahora las diferencias son por el control de club; por un lado un Consejo donde cuatro de los siete miembros son de una misma familia, por el otro, la actual directiva que encabeza Eusebio Olvera y su esposa, a quienes les piden dejar su cargo y abrirles de nueva cuenta el espacio a quienes ya tuvieron su oportunidad de dirigir a Vaqueros.
En esta ocasión el tema ya fue más allá del club, pues el viernes pasado ambas parte se presentaron en el municipio de Guadalupe para hablar con autoridades del deporte. Sin embargo por más propuestas que se pusieron en la mesa, algunas por parte del presidente Eusebio Olvera y otras de las autoridades, ninguna de ellas fue aceptada por el representante del otro grupo que es nada menos que el presidente de la liga, Miguel Santos, quien se convirtió en juez y parte.
Se planteó la posibilidad de formar una directiva en conjunto y fue rechazada, se habló de elección con la participación de los padres de familia y que no fueran nada más siete miembros del Consejo los que eligieran y también se le dio el no, se dijo que fueran dos representantes de ambas partes para así tener una presencia de los dos grupos y se le dijo no. Ante esta posición no quedó otro camino para los funcionarios de Guadalupe que ver la posibilidad de tomar el control del club y poner una nueva directiva, incluir visores y auditores, algo similar a lo que ocurrió en Toros de San Nicolás.
Pero oh sorpresa, el grupo del Consejo tomó las instalaciones el fin de semana, cambió chapas y más , a través de un video en redes sociales se nombraron como los verdaderos Vaqueros, pero eso dejó mal paradas a las autoridades de Guadalupe, quienes con tiempo les señalaron que ellos intervendrían para solucionar el conflicto.
Sin duda fue un acto de rebeldía o encaramiento ante las autoridades, por lo que este conflicto aún tiene mucha historia por delante y por los antecedentes, no terminará como algunos lo creen, ya que el espacio es propiedad del municipio de Guadalupe y si algo tiene es que si desea un grupo de padres de familia imponerse y sentar malos precedentes, el o la alcaldesa en esa caso, imponen la ley y acaban de golpe y porrazo con el tema.
Mala decisión del Consejo, es mejor arreglar que enfrentar a quienes tienen el sartén por el mango.
