El secretario de Estado de EUA, Antony Blinken, realizó un viaje a China de dos días con el objetivo de reanudar un acercamiento diplomático constructivo. Se reunió con su contraparte y diversas autoridades. El presidente de China, Xi Jinping, recibió también al secretario estadounidense. Entre los objetivos principales de la visita estaba el reducir las tensiones en múltiples temas entre ambas potencias.
La delegación norteamericana calificó como un éxito la reunión bilateral. Entre los acuerdos que no prosperaron, destaca la propuesta de EUA para que exista una comunicación directa y constante entre ambas fuerzas militares, con el objetivo de evitar malentendidos y escalamiento innecesario.
Por otra parte, un día después de la visita de Blinken a China, el presidente Joe Biden, en un evento de recaudación de fondos del Partido Demócrata, mencionó que “la razón por la cual Xi Jinping se molestó tanto cuando derribé el globo aerostático lleno de equipo de espionaje, es porque él no sabía que estaba ahí… en serio, fue la gran vergüenza de dictadores, cuando no supieron qué pasó… China tiene verdaderas dificultades económicas… estamos ahora en una situación donde él [Xi Jinping] quiere tener una relación de nuevo”.
La respuesta de China, a través de la vocera del Ministerio de Relaciones Exteriores calificó dichos comentarios como una “abierta provocación política”, un acontecimiento “extremadamente absurdo e irresponsable”, que “viola hechos básicos, protocolo diplomático, y la dignidad política de China”, por lo cual el país está “enérgicamente insatisfecho y firmemente en contra” de lo declarado.
Mi análisis y prospectiva: Los pronunciamientos públicos del presidente de EUA, Joe Biden, anularon inmediatamente los potenciales avances que el secretario de Estado, Antony Blinken, pudo haber logrado durante su estancia en China. Si acaso dicha visita se consideraba un paso hacia adelante, todo parece indicar que las recientes declaraciones del mandatario estadounidense derivan en dos pasos hacia atrás.
Existen dos posibilidades para explicar lo expresado por el presidente de EUA. La primera es que pudo haber tenido un descuido al intentar improvisar su discurso. La segunda es que se encuentra en campaña, y por ende, utiliza la retórica que considera conveniente ante sus audiencias con el objetivo de empatizar y lograr su objetivo de reelección, por lo que no se descarta que haya decidido intencionalmente utilizar el adjetivo de “dictador” para referirse al mandatario de China.
Cualquiera que sea la razón, por el momento el presidente de China lo considera como una humillación pública y denostación, más aún después de haber finalmente aceptado conceder de último momento una breve audiencia al secretario de Estado de EUA.
En el corto plazo están contempladas visitas de otras autoridades entre países. Sería desafortunado que se cancelen, pues implica un deterioro adicional de la tensa relación. Lamentablemente el suceso no abona a cumplir uno de los objetivos primordiales de la situación diplomática entre EUA y China: evitar fundamentalmente que la intensa y hostil competencia entre dichas potencias se convierta en conflicto.