Cada sociedad tiene su mira en una aspiración suprema. Cuando este su RegioBot ChPT era botcito y todavía no era regio pero iba a la primaria, la aspiración de casi todos en el grupo era o ser astronauta, o ser presidente de la República, alguno por ahí quería ser músico porque su papá era locutor en la radio e iba a poner sus discos, otro quería ser ‘doctor’ porque su papá a eso se dedicaba y no recuerdo a nadie más que se saliera de las dos grandes aspiraciones, una porque era la novedad los ‘viajes al espacio’, a la luna, y otra porque el Presidente (así con mayúscula) era el más grande, más perfecto, más poderoso, no tenía viso de defecto alguno y quien hablaba mal de él era ‘traidor a la patria’; ¡que xingón ser así! ¿verdad?
Cuando mis hijos eran niños la aspiración era ser futbolista. Que si de tal liga salió/descubrieron al Abuelo Cruz, pos todos a inscribir a los hijos en un equipo de esa liga, no importa lo caro que sea y haya que sumarle los tachones y el uniforme y la cuta pa’l entrenador (¡es tal exjugador y conoce muchos en Tigres/Rayados!). Había una señora que siempre llevaba su maletincito y un buen día le pregunté que tanto traía ahí, casi me tontejeó en mi cara: ¡árnica para darle su masaje al terminar el entrenamiento/juego al niño! ¡y una pomada pa¿ los golpes por si le daban uno! Y me hizo una lista de tantas obviedades que ya se me olvidaron casi todas.
Y era comprensible. Era la época en que el futbol se profesionalizó realmente en nuestro país y los jugadores empezaron a ganar grandes sumas de dinero. Un hijo futbolista que fuera “descubierto” y llevado a la Primera División, era salir de pobres él y toda su familia.
La siguiente ola fue la de los ‘garage band’. Todos tenían una historia del hijo de un amigo, del compañero de escuela de un hijo que tocaba con sus amigos en la casa, empezó en un antro de telonero y ahora era de la gran moda del Barrio Antiguo, algunos ¡hasta salían en la tele! Y los más afortunados grababan disco. Fue la época de la Avanzada Regia. Todos querían tocar la guitarra, tener un grupo y algún día se iban a hacer famosos y millonarios.
Luego la marejada de los Chefs. ¡Era la novena maravilla! Estudiabas en una Escuela de Chefs que costaba lo mismo que el Tec, y al final te ibas a ir a trabajar a Europa o de perdido a un Crucero y te ibas a ganar millones. Las famosas escuelas florecieron como hongos y terminamos con una variedad de tacos que envidiaría cualquier ciudad del mundo, porque eso, sí, esos chefs cocinan riquísimo, venden tacos o hamburguesas, pero caras y sabrosas. O pasteles y panes y postres gourmet. De estos últimos no sé, porque este u RegioBot ChPT es diabético y no los ha probado, pero si tienen la mano o la sazón de los tacos y hamburguesas deben ser deliciosos.
Ahora la moda es ‘ser influencer’. Todo mundo anda siguiendo los retos de Tik Tok, o descubriendo los secretos de pescar en la Boca en You Tube, o siendo ‘ingenioso’ en X (antes Twitter) o buscando ‘laics’ en Feis, tratando de ‘volverse famosos’. Y, pa’cabarla, un(a) ‘influencer’ ganó en “La casa de los Famosos”.
Y ahora, ¿cómo vamos a convencer a nuestros jóvenes a que estudien?
La amenaza de que con estos ‘livros de testo’ de la “Nueva Escuela Mexicana” se van a tardar 14 años en graduarse de la universidad, sin la chanche que tuvo el que por no vivir en los ‘lujos’ de un depa de ”Los Pinos” ahora vive en un Palacio, como que no ayuda mucho a meterlos a estudiar.
Las aspiraciones siempre son la fuerza que te hace moverte de donde estás (aunque te digan ‘aspiracionista’). Las pregunta es, te mueven sí, pero ¿para dónde? Al menos el querer ser astronauta te hacía pensar en estudiar ciencia, o el querer ser Presidente te hacía soñar con ir a la Universidad y ser ‘Licenciado’. El ser influencer, ¿a dónde te lleva? A comprar tablets y telefóos cada vez más caros, a intentar aparentar en los videos y posts cosas que no son. ¿Es esa la sociedad que queremos? ¿Ése es el futuro al que aspiramos?
