Ya nomás empieza el período electoral y empiezan a sonar nombres, surge esta falsa disyuntiva que nos ha metido entre ceja oreja y sien la mercadotecnia política. Y si usted no sabe cómo se metió ese berenjenal, no se preocupe, que aquí está este su RegioBot ChPT pa’ revolverlo más.
Parece obvio que nadie daría su voto a una mala persona, pero bueno, pa’ qué mencionar casos como la delincuenta electoral que ahora es gobernadora, y de uno de los estados más grandes. Pero bueno, los que votaron por ella la creen buena porque les dio lana o al menos se las prometió. Como dijo aquél ahora expresidento “haiga sido como haiga sido” partamos de la premisa que desde la perspectiva individual, nadie en su sano juicio y libre de presión alguna (así sea moral, económica o francamente delincuencial), nadie, repito, vota por una ‘mala’ persona.
Ya desde ahí la pregunta que encabeza esta columneja suena bofa. Pero sigamos…
¿Qué pasa si separamos “persona” de “partido”? Dos precisiones, al menos. UNA nadie gobierna solo. Tiene que tener un gabinete, personas que le ayuden a conducir el aparato gubernamental, sea grande o sea chico, sea federal, estatal o municipal, y con eso ya matamos (otra vez) lo de votar “por la persona”; tendríamos que analizar, juzgar y ver a toooodos sus amigos, compadres, compañeros, conocidos, etc. para saber quiénes van a gobernar. Nadie lo va a hacer. También tenemos los otros poderes, el Legislativo, que es colectivo, y el Judicial, que, gracias a todos los dioses, diosos y diosas, no se elige (después nos ocuparemos de eso en particular), y si no, pregúntenle a Sammy cómo te va si no tienes el congreso de tu lado.
La SEGUNDA tiene que ver con el control. Si un gobernante sin partido (aka “independiente”) no funciona o resulta un mal gobernante, gobernanto o gobernanta, ¿a quién le reclamamos? ¿a quién castigamos? Cuando es de un partido CASTIGAS AL PARTIDO en las siguientes elecciones (Monterrey tuvo una alcaldesa con nombre de pan para hamburguesa, resultó mala gobernanta, y su partido no ha vuelto a ganar Monterrey), cuando eso pasa, por simple y sencilla conveniencia política, el partido, si quiere ganar otra vez algún día, tiene que mejorar el perfil de a quién propone. ÉSE es el CONTROL que tiene la ciudadanía mediante el voto.
La democracia como la conocemos se desarrolla como un SISTEMA DE PARTIDOS, por el crecimiento poblacional. La mítica democracia griega hoy no pasaría el primero de los filtros: las mujeres no tenían derecho a votar, solo los hombres, y no todos los hombres, solo aquellos que fueran LIBRES, ya que los había esclavos, y que además TUVIERAN PROPIEDADES. En la mayoría de las ciudades griegas no pasaban de mil o mil quinientos los “ciudadanos” con derecho a votar y ser votados. Es como un pueblito en donde TODOS SE CONOCEN. Así y siendo poquitos, en el ágora, era fácil levantar la mano y decir Fulano va a ser.
Pero imagínense en la ciudades actuales, quizá en los pueblitos todos se conozcan, pera en ciudades medianas o grandes ya no, y si hablamos a nivel estado: pior (que es pior que peor); ya ni se diga a nivel nacional. Necesitamos un sistema que nos permita tener una referencia de si Mengano de Jalisco o Zutano de Veracruz podría ser confiable o no. Y PARA ESO EXISTEN LOS PARTIDOS. El control de la ciudadanía sobre los partidos es mediante el voto. Eso sí, si te equivocas, te xodes por 3 o 6 años, pero pasados estos, viene la nuestra, y no votamos por tal o cual partido, como el ejemplo que pusimos antes.
Así que dejemos de preguntarnos que si partido o persona. Si un partido tiene mala fama te va a decir que votes POR LA PERSONA, si es un candidato de “dudosa” reputación, te van a decir que tal partido los avala, que votes POR EL PARTIDO.
No nos dejemos engañar, como sociedad, tenemos control y medios de castigo A LOS PARTIDOS, NO A LAS PERSONAS. ¡Claro! DENTRO DE LOS PARTIDOS, hay que buscar las PERSONAS, para eso existen en algunos países la ‘elecciones primarias’ (notoriamente EEUU y recién estrenadas en Argentina), pero en México no. Excepto por un mini-experimento que está en curso… hay que seguirlo de cerca, de MUY cerca.
