El reconocido economista Jeffrey Sachs, al mencionar las mayores amenazas para la estabilidad de la economía global, afirmó que el “desorden geopolítico” es ahora el mayor riesgo para las empresas.
A su vez, la firma internacional de consultoría McKinsey reconoce una “significativa fragmentación geopolítica” a nivel global, y publicó recientemente un artículo donde a través de encuestas y estudios concluye que actualmente los riesgos geopolíticos se encuentran entre los tres principales temas en la agenda de los directores generales de empresas, y además, sugiere que los miembros del Consejo debieran apoyar en lograr un mejor entendimiento, monitoreo, y establecimiento de controles para mitigar dichos riesgos.
Adicionalmente, los países capitalistas del “Oeste”, principalmente EUA y aliados, han declarado públicamente y avanzado en su intención por reducir la interconexión y riesgo (del inglés “de-couple” y “de-risk”) de su dependencia con China, para sus cadenas de suministro y comercio internacional.
Mi análisis y prospectiva: Según el aspecto que se analice; es decir, el económico, el militar, el político, entre otros, existen diversas posturas para calificar el estado actual del nivel de hegemonía. Por lo pronto, las empresas a nivel global deben ya hoy considerar que, al menos en el aspecto económico, el mundo está obedeciendo una lógica bipolar; en otras palabras, de dos polos principales de poder, que serían EUA y China. No obstante, en el ámbito geopolítico se refleja más una tendencia multipolar de grupos o regiones según sea conveniente.
Lo anterior, implica una mayor complejidad para las empresas, pues no será fácil proyectar siempre una condición neutral, y además no hay una guía clara e infalible para lograrlo o para para mitigar los riesgos geopolíticos, ya que todo depende de sus particulares características; es decir, tipo de productos y servicios que ofrecen, bases de sus unidades de negocio, geografía de producción y ventas, conformación accionaria, entre otros aspectos.
Lamentablemente, en esta lucha de poder entre las grandes potencias, las empresas pueden resultar ser una víctima en la disputa entre adversarios. Por ende, en el escenario bipolar o multipolar, las empresas enfrentarán situaciones donde las condiciones geopolíticas se contraponen a la lógica meramente económica, y donde los elementos cualitativos comienzan a figurar a la par de los datos cuantitativos.
Bajo dichos escenarios, se vuelve mayormente necesario dentro de las empresas, tener en la alta dirección el mayor dominio posible del entendimiento de un nuevo orden global, que fortalezca la función o el concepto de la geopolítica corporativa, y que logre conciliar las distintas percepciones del equipo ejecutivo, formular las propuestas más viables, e implementar las acciones con el mayor grado de acierto posible.