Ya se fue el hinchado y obeso “Alberto”, pero la próxima semana probablemente llegará otra depresión tropical, llámese Venancio o Matilde, o como le quieran llamar. Habrá que estar atentos a lo que nos digan Doroteo Treviño en la paraestatal Agua y Drenaje de Monterrey, Abimael Salas de Multimedios o Mauro Morales de Televisa, o demás expertos meteorólogos que estudian la atmósfera de la tierra y la forma en que esta afecta a los sistemas de la tierra.
Afortunadamente, para el bienestar de los nuevoleoneses, tenemos agua para buen rato, pues las cuatro presas elevaron significativamente su captación en los distintos mantos acuíferos naturales y artificiales. Sin embargo, habrá que cuidar el agua ahora con mucha más razón. De los malos ratos también hay que aprender, si no que le pregunten al Gobernador del estado, quien ahora ya no se autoalabó al no mencionar los vuelos del King-Air para el bombardeo de nubes, pues la naturaleza es sabia y se le adelantó.
Merecimiento: un aplauso y el reconocimiento a distintos servidores públicos de diferentes niveles quienes cumplieron con su responsabilidad al frente de sus obligaciones constitucionales, brindando ayuda y orientando a la población a toda hora durante el siniestro meteorológico, pese al riesgo personal latente de un accidente.
Por ahí vimos la importante participación de elementos del Ejército, Guardia Nacional, Fuerza Civil y Protección Civil, apoyando en las inundaciones de calles y avenidas en algunas colonias. También muy activos dando instrucciones, serenando y reportando avances de la depresión a la ciudadanía, los alcaldes de Monterrey, Apodaca, Escobedo, Guadalupe, Santiago y San Nicolás: Luis Donaldo Colosio, César Garza Villarreal, el alcalde entrante César Garza Arredondo, Andrés Mijes, Cristina Díaz, David de la Peña y Daniel Carrillo. Como decía el pionero de la televisión regiomontana, el Maestro Carlos Saucedo Rubí, en su programa: contemos “lo bueno y lo malo”, y en esta ocasión contamos lo buenísimo… de sus acciones.
Por lo pronto, tristeza y tragedia para los comensales de buen comer de la zona citrícola, ya que las honestas y trabajadoras hermanas restauranteras del río Ramos en Allende, “Las Comadres”, sufrieron la pérdida de su estanquillo, ya que la abrazadora creciente del río se “comió” su diminuto espacio donde preparaban el sabroso asado de puerco, el espléndido arroz, frijoles, queso fresco y guacamole, o la tradicional carne con chile. Esperemos que muy pronto estén de nuevo al ataque “mentando madres” y ofreciendo sus deliciosos platillos, que por su sabor ofenderían a un chef de un restaurante de la Riviera Maya.
Comentarios a [email protected]
