Se dice que la bala dirigida a Donald Trump mató a Joe Biden. Y como daños colaterales se derrumbará el partido Demócrata.
Añado una baja extra: la relaciones diplomáticas tal como las hemos conocido hasta ahora se reconfigurarán. Ya nada será igual a partir del próximo noviembre.
Trump, próximo inquilino de la Casa Blanca (sin el menor asomo de dudas), no es un representante de la extrema derecha anarcocapitalista. No es un fundamentalista de mercado como Javier Milei. Es claramente un proteccionista. Pone trabas al comercio libre. Impone la fuerza del Estado. Frena cualquier intento de librecambio con otras latitudes. Le gusta el regionalismo económico.
Hacer grande a América no se traduce en hacer fluido el comercio de bienes y servicios global. Trump es globalifóbico.
La política antimigrantes es una coartada de Trump. En realidad, es la vía para justificar la imposición de aranceles a sus vecinos del sur. O sea, a nosotros. Y en contra de quien se deje.
México tendrá como Canciller a un claro y antiguo enemigo de Trump: Juan Ramón de la Fuente.
El psiquiatra se expresa muy mal del republicano, lo mismo en encuentros internacionales que en seminarios académicos.
Habrá entonces que compensar esta mala relación, ampliando las facultades del próximo secretario de Economía, Marcelo Ebrard, quien ha entablado buenos nexos con el trumpismo.
¿Y Nuevo León cómo entra en esta ecuación? Simple: nuestros nexos con Texas son históricamente comerciales.
El nearshoring que crece exponencialmente en nuestra región (representamos 70% de la relocalización de empresas en México) no le estorba a Trump siempre y cuando juguemos nuestras fichas con empresas norteamericanas.
Dicho de otro modo, la posición estratégica de Nuevo León se beneficia con el arribo inminente de Trump a la Casa Blanca y somos el espacio geográfico mexicano más afín a sus intereses comerciales proteccionistas.
¿Qué hacer? Mantener nuestra política de nearshoring, abrir más nuestra relación con los texanos y poner a raya la ola de migrantes ilegales. O son ellos o seremos nosotros.
No está fácil este equilibro de fuerzas. Pero se juega con las cartas que nos toca en suerte. Y tenemos buena mano en Nuevo León.