Muchos venezolanos radicados en Monterrey me preguntan cómo les puedo demostrar el fraude electoral que cometió Nicolás Maduro. Estos venezolanos son muy queridos por mí desde hace años, cuando los contraté como músicos (son excelentes salseros) y empleados administrativos en mi cadena de restaurantes Mandela.
A diferencia de los migrantes ilegales haitianos y hondureños, el migrante legal venezolano es un refugiado político.
Mis amigos se han avecindado tan arraigadamente en la colonia Cumbres, de Monterrey, que ya le cambiamos el nombre a esa zona urbana, y ahora la rebautizamos como Cumbrezuela.
Primero ellos me dieron su versión matemática del fraude. Luego les di yo la mía.
La de ellos está equivocada. La mía es la correcta.
Antes te explico que las únicas cifras que podemos analizar son las que oficialmente da a cuentagotas la autoridad de Venezuela con el 80% de mesas escrutadas. Es decir, son datos manipulados. Sin embargo, entre tanta cifra mentirosa se asoma la verdad.
Según mis amigos venezolanos de Cumbrezuela la prueba del fraude consiste en que al sumar los votos que obtuvo cada candidato el resultado final rebasa 100 por ciento.
De ahí que Nicolás Maduro obtuvo 51.2%, Edmundo González 44.2% y ocho partidos minoritarios lograron cada uno 4.6%. Si sumas estos porcentajes, obtienes un absurdo matemático: 132.2 por ciento.
¿Dónde reside el error de esta suma? Consiste en darles 4.6% a cada partido chiquito. Esa cifra es el total de los votos obtenidos por ellos. Si sumas 51.2% más 44.2% más 4.6% te dará 100% de porcentaje.
¿Entonces por qué digo yo que con estas cifras oficiales puedo demostrarles a mis amigos de Cumbrezuela que Nicolás Maduro cometió fraude electoral?
La explicación es compleja. Te la doy a grandes rasgos. Según las cifras oficiales, Nicolás Maduro obtuvo 5,150, 092 votos (51.20%). Edmundo González 4,445,978 votos (44.2%). El resto de los candidatos obtuvieron 462,704 (4.6%).
Lo insólito de estas cifras está en algo muy sútil, casi imperceptible: el porcentaje de cada candidato es redondo hasta el sexto decimal.
Si nos apegamos a los datos oficiales que dan un total de 10,058,774 votos emitidos, de los cuales 5,150,092 sufragios fueron para Maduro, eso significa que el porcentaje fue de 51.20000 por ciento.
De igual manera, si 4,445,978 votos fueron para Edmundo González, eso representa un porcentaje de 44.20000 por ciento.
Si finalmente los otros candidatos recibieron 462,704 votos, su porcentaje fue de 4.60000 por ciento.
Dichos 4 decimales de ceros son de una exactitud tan asombrosa, que además se repiten sospechosamente tanto en los dos candidatos punteros como en el resto de los perdedores, que o bien son un milagro de aquel pajarito en que se convirtió Hugo Chávez para hablarle al oído a Hugo Chávez, o son evidencia del fraude electoral del gobierno de Nicolás Maduro, porque en matemáticas no existen los milagros.
Si quieren mis amigos de Cumbrezuela que les explique más a fondo este cálculo matemático, invítenme a su casa de Cumbrezuela a cenar unas arepas con unas caraotas negras.
Lo que sí les adelanto es que los días de Nicolás Maduro como gobernante de Venezuela están contados y el país está a un paso del estallido social.
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