Todos los días en las noticias podemos ver reportajes sobre corrupción política, delincuencia organizada, crímenes de odio y demás problemas que la sociedad contemporánea padece en casi todo el mundo.
Unos le echan la culpa al “capitalismo inmisericorde” de algunos empresarios industriales “de derecha” que todo lo manejan como mercancía de cambio, otros le echan la culpa a los movimientos “izquierdistas” por ser progresistas y libertarios, otros dicen que es la idiocracia y la oclocracia que está imponiendo una oligarquía autoimpuesta.
Y muchos olvidan que allá por el 2019 unos científicos calcularon que la humanidad, no el mundo, podría llegar a su extinción para el año 2050, debido a los problemas de contaminación, guerras y corrupción a nivel global, y que el año 2025 sería el punto de no retorno para la humanidad.
Aquí es donde uno tiene que decir que, lejos de posturas extremistas y radicales, la solución podría ser la tecnocracia, el uso de la ciencias y tecnología para la administración lógica y racional de los recursos.
Pensemos, si nos dejamos arrastrar por ideas que necesitan ser creídas para ser «ciertas» la sociedad se estancara en la mediocridad. Los valores y virtudes humanos no están peleadas con la tecnocracia, todo lo contrario, pues para su funcionamiento correcto exige ser honesto, justo y decente para poder ejercerla.
Muchos le temen a la tecnocracia por parecerles “deshumanizada”. Pero la lógica y la razón están directamente relacionadas a lo netamente humano. Los valores y virtudes no deben ser manipulados por creencias que necesitan ser creídas para ser «ciertas», si eliminamos esas cadenas mentales tenemos los valores y virtudes humanos para todos como deben de ser.
Los valores y virtudes humanas son netamente compatibles y funcionales en una sociedad moderna administrada por la tecnocracia, pues se basan en la empatía humana, no necesitan ser creídos como una ideología. No hay que irse por la tangente con valores “primitivos” tan valorados en la antigüedad, pero no muy funcionales en el mundo moderno.
La historia humana nos enseña que las “filosofías” no son buenas para administrar los recursos públicos, pero ciencias, como la antropología, sí nos da bases más concretas y funcionales, pues se basa en datos duros verificables.
Es una falsedad el creer que la ciencia y tecnología están limitadas por el método científico, todo lo contrario, en realidad es lo que nos da la certeza y la confianza de su funcionalidad, pues no importa que no creamos en ella, es real por encima eso, a diferencia de la religión que no tiene ningún valor si no se cree en ella, pues necesita ser creída (“fe”) para ser cierta, es su gran limitante.
Las ideologías tradicionales (religiones) están basadas en creencias antiguas, como temores e ignorancia, de ahí surgieron sus mitos, pero hoy sabemos que el fuego no es magia, ni el Sol no es un dios, solo es un astro.
El hombre que necesita creer que un mítico ser divino lo observa para ser honesto y decente, es un hipócrita y un farsante. El humano sí puede crecer y avanzar por sus propias virtudes. Refutando un viejo mito, podemos afirmar que un niño sí puede aprender a caminar, y muchas otras cosas más sin su padre, está demostrado y no importa si se cree o no, es la realidad.
Hay un libro muy famoso que dice «la verdad os hará libres» y al menos en eso tiene razón. No somos del todo iguales, nadie lo es, eso está más que demostrado. Pero esas diferencias nos deben enriquecer. Es mucho mejor el que es bueno y justo por convicción que por temor a que lo ve un ser invisible.
Ahí se las dejo de tarea.