La 77 Legislatura del Congreso local nació congelada. Mala señal. Ayer, no pudieron cumplir con la primera sesión ordinaria porque las bancadas no se pusieron de acuerdo para consensuar el orden del día.
Es decir, la sesión no duró ni siquiera una hora, antes de que nuestros honorables legisladores abandonaran (en plan de rompan filas) el recinto legislativo.
No creo que la solución a esta parálisis sin antecedentes en nuestra entidad sea llevar a tribunales la irregular y viciada forma como se aprobó la Mesa Directiva.
¿La vieja casta hizo de las suyas? Hasta el momento si. Pero quién tendría que determinar lo procedente sería el contralor interno del Congreso y el control de este ya lo agandalló el PRIAN.
De manera que lo único que quedaría por hacer a las bancadas de MC, Morena, PT y PVEM sería tomar la tribuna a la brava y quedarse sentados (en señal de protesta) en las curules de la Mesa Directiva.
Ya sé que es una medida radical pero obligaría a los supuestos “embarazadoras de urnas” (una práctica que fue muy recurrentes en aquellos años cuando el PRI hacía descarados fraudes electorales contra el PAN) a negociar y llegar a un arreglo entre las alineaciones antagónicas. Y es que hay veces que de plano no queda de otra.
De hecho, es un contrasentido de que el PRIAN denuncie que con malas mañas la 4T se quedó con la sobrerrepresentación en la Cámara de Diputados cuando aquí en Nuevo León mañosamente se quedó con la Mesa Directiva.
Un legislador del PRI me comenta muy en sordina, que están esperanzados a que la 4T pueda ceder a la presión y negociar con ellos, no con MC, a condición de que el Congreso local que ellos dominan (hasta hoy, yo no sé mañana, como dice la canción) apruebe la Reforma Legislativa. ¡Qué inocente! El oficialismo ya tiene por anticipado los 17 congresos locales de rigor para aprobar esta reforma constitucional y no necesita en nada a Nuevo León para cumplir este requisito porque le basta y sobra con los estados que gobierna.
Y tampoco pueden soñar los prianistas con que algún diputado despistado de Morena se pase a su bancada por razones crematísticas (quien no sepa lo que significa esta palabra búsquela en un diccionario). Sería casi suicidio político para el incauto atrabancado.
Ahora bien, como analista político me toca criticar pero no dar consejos. Sin embargo, haré una excepción en el caso de la coordinadora de la bancada de Morena, Anylú Bendición.
Resulta que ayer de muy buena fe la legisladora informó públicamente que dos diputados del PRI se pasarán en los próximos días a su bancada y así cambiará el tablero de juego y la mayoría legislativa.
Si es verdad, bien por Morena local, sin embargo, lo ideal es que Anylú Bendición no lo dijera. ¿Por qué? Muy fácil. Dice la Biblia: “que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu mano derecha”. Menos si así pones sobre alerta a tus rivales (y vaya que son rivales de cuidado, con muchos años de hacer travesuras).
Daré un ejemplo que no viene al caso por exagerado pero que ejemplifica mi consejo. Allá por los años 80 (yo era muy chavo), vi por televisión una rueda de prensa del brillantísimo economista Alfred Herrhausen, Presidente del Deutsche Bank (el poderoso Banco Alemán). Frente a los medios alardeó que acabada de adquirir un automóvil blindado, con la más alta tecnología de la época. Y terminó alardeando que era tan confiable y seguro que solo una bazuca podría destruirlo.
Un par de días después, Herrhausen sufrió un atentado que lo mató. ¿Saben cómo? Con un bazucazo. Sobre aviso no hay engaño, pero sí desengaño.
Concluyo con dos refranes menos trágicos. Uno de la mejor obra literaria de todos los tiempos, La Celestina: “a quien dices tu secreto, das tu libertad”.
El otro consejo me me lo repetía mi santa madre: “el que come callado, come dos veces”. Pues eso.