¡Qué espectáculo más maravilloso! El Congreso de Nuevo León ha logrado paralizar su funcionamiento, y todo gracias a una pugna por… ¡una silla! Sí, mientras se avecina una posible crisis financiera y los presupuestos se estancan, nuestros queridos diputados prefieren luchar por la presidencia de la Mesa Directiva como si fuera el trono de hierro.
¿La consecuencia de todo este caos? Bueno, La Comisión de Coordinación y Régimen Interno (COCRI) tampoco funciona, claro está. Así que todos esos trabajadores de confianza que dependen de la operatividad administrativa para recibir su salario, están con las manos cruzadas. ¡Genial! En un mundo ideal, estos empleados estarían dedicándose a cumplir sus responsabilidades, pero parece que ahora tienen un tiempo libre no remunerado para reflexionar sobre la naturaleza caprichosa de la política.
Mientras tanto, los únicos que continúan trabajando son los empleados de base y, por supuesto, la Fuerza Civil. Porque claro, ¿quién más va a vigilar esas sillas vacías en el Congreso? Después de todo, no queremos que los fantasmas de las decisiones pasadas tomen el control.
La “crisis inédita” que pronostica Hernán Salinas, presidente estatal del PAN, parece una subestimación, porque, ¿cómo llamas a un lugar donde nadie está haciendo su trabajo, pero todos siguen jugando a ser víctimas y héroes? La presidencia de la Mesa Directiva, ocupada por Lorena de la Garza, es la manzana de la discordia. Y vaya que esa manzana ha dado de qué hablar, con votos fantasmas, conspiraciones políticas y acusaciones de fraude. Todo digno de un episodio de telenovela.
Mientras MC, Morena, PT y Verde rechazan el nombramiento, PRI y PAN insisten en que todo fue legal, porque al parecer, en la política, la ley es tan flexible como una regla de plastilina. Los diputados de MC ya hasta fueron a llorar al Tribunal Electoral, alegando que el PRI hizo trampa al sumar diputados del PRD. ¡Agandalle! Claro, todo es más emocionante cuando tienes que judicializar hasta la última decisión.
La situación es tan ridícula que el presupuesto de 2025 podría quedar en el limbo. Si no se destraba el Congreso, Nuevo León podría enfrentarse a una crisis financiera sin precedentes. Pero no se preocupen, que los diputados están demasiado ocupados armando su próxima jugada política para notar que el estado se tambalea.
La crisis en este Congreso nos hace reflexionar: ¿para qué sesionar, legislar y trabajar cuando puedes bloquear todo y dejar a los trabajadores sin sueldo? Parece que, en este reality show llamado política, la lógica y la responsabilidad quedaron fuera de la agenda del día.
Así que, mientras los ciudadanos siguen pagando los platos rotos, nuestros políticos siguen en su eterno juego de poder. Al final del día, el único verdadero perdedor es Nuevo León.
