San Nicolás de los Garza, la ciudad que no sabíamos necesitaba ser protegida del mal… ¡de los drag queens! Sí, señoras y señores, el municipio ha decidido que lo peor que le puede pasar a un niño es ver a un hombre con peluca y tacones. El apocalipsis está cerca, pero no por la violencia, corrupción o desigualdad. ¡No! Aquí el verdadero peligro son las pestañas postizas y el maquillaje excesivo.
Resulta que el nuevo reglamento de espectáculos prohíbe “shows drag” para “cuidar a los niños”. Porque claro, los niños no pueden ver a un hombre disfrazado de mujer cantando y bailando. No vaya a ser que, de repente, les dé por cuestionar los roles de género o—peor aún—por pensar que las personas LGBTIQ+ también tienen derecho a existir. ¡Qué horror!
La regidora Claudia Carranza, con su túnica de defensora de la moral pública, lideró esta noble cruzada. Con el argumento de que “estos espectáculos no son apropiados para los niños”, ella ha decidido que lo mejor es mantenerlos en una burbuja perfecta donde el único entretenimiento permitido es la programación de TV abierta y los sermones del domingo. Porque, según parece, nada es más peligroso para el desarrollo infantil que una dosis de glitter y coreografías.
Y claro, en nombre del “bienestar de los niños”, San Nicolás ha decidido imponer un veto a las drag queens. ¿Acaso creen que los niños del municipio viven en cuevas, lejos del internet, las redes sociales y el mundo real? Si la idea es protegerlos de la confusión, ¿qué hay de los políticos corruptos que todos los días les enseñan que el poder lo es todo y la justicia es opcional? Pero eso no está en el reglamento, claro.
Lo mejor de todo es el doble discurso: “No se trata de estigmatizar ni discriminar a nadie”, dice Carranza. Solo que, claro, vamos a prohibir estos espectáculos y a sugerir, muy amablemente, que ser drag es algo que podría “confundir” o “perjudicar” a los niños. Ah, pero tranquilos, no es discriminación, es simplemente… proteger a los pequeños de una vida de diversidad y amor propio. ¿Ven? ¡Todo con buenas intenciones!
Mientras tanto, la comunidad LGBTIQ+ ya está lista para presentar acciones legales, porque, sorpresa, esto es inconstitucional. Pero seguro que eso también es parte del plan divino de San Nicolás para crear un paraíso libre de drag queens y lleno de buena moral (léase con sarcasmo, por favor).
Así que, felicidades, San Nicolás: no han resuelto los problemas reales del municipio, pero al menos pueden dormir tranquilos sabiendo que ninguna peluca de 3 metros se acercará a sus preciosos espacios públicos.
