“Deberíamos usar el pasado como trampolín y no como sofá”
Harold MacMillan
Viendo la Serie Mundial de Beisbol caí en la cuenta de que nuestra generación, esa de la que estamos orgullosos por sus alcances en tantas cosas, la verdad es que por lo menos en nuestro país, en materia de actores de renombre, está perdida.
Y es que, antaño, los comerciales que patrocinaban la transmisión de los juegos del beisbol de las Grandes Ligas, tenían como protagonistas a actores de la talla de Antony Quinn, Ignacio López Tarso, Robert Wagner o las voces de Enrique Rocha y Arturo Benavides, por citar algunos.
Hoy en cada corte hay que reventarte la odiosa presencia de coágulos como Roberto Palazuelos o Poncho de Nigris y la verdad no hay punto de comparación. Sólo faltaría para ponerle una cereza a este pastel un spot con Adrián Marcelo al final de cada entrada.
Este simple detalle nos da una clara idea de nuestra realidad y de lo frívola y efímera que se ha transformado nuestra sociedad. Hoy no hay ídolos, hay medio famosos que son como pañuelos desechables, que se usan y se tiran.
Hemos avanzado mucho, no hay duda, pero hay cuestiones en las que la calidad se impone y que por mucho que quieran presumir, nunca podrán emular los tiempos pasados en los que existían verdaderas figuras en la pantalla.