Observando el panorama político nacional, lo grato es que Mr. Simpatías, Gerardo Fernández Noroña, mejor conocido como el señor de la tolerancia y el entendimiento, es el encargado de mediar en el combate abierto entre dos de los principales resentidos de la sucesión presidencial, Ricardo Monreal y Adán Augusto López. Uno fue líder de los senadores durante el sexenio fatal, el segundo lo es ahora. A Monreal le dieron de consolación pastorear estos seis años a la borregada de diputados. Ambos soñaron, o les hicieron soñar, con ocupar el sitio que ahora tiene Claudia Sheinbaum.
El fenómeno tiene arraigo. En la carrera por agarrar el hueso mayor, el presidente saliente mexicano invariablemente acostumbra encandilar a un grupo de sus cercanos con la esperanza incierta; algunos al inicio de su mandato, otros durante él, y uno que otro arrimado al final.
Se supone que la decisión final está tomada, y sujeta a ratificación, al menos un año antes. No obstante, se mantiene, como las cosas papales in pectore.
Sea como sea, el destape abre simultáneamente un jubiloso aleluya, una serie de desencantos y, en no pocas veces, rencores ocultos. Eso es precisamente lo que está sucediendo ahora entre el llamado vampiro fronterizo, por el sur, y el zacatecano. La novedad es que Adán Augusto, quien nunca ha ocultado su perfil méndigo, agresivo y brutal, está acusando públicamente a Monreal de corrupción en el ejercicio de sus responsabilidades anteriores. Más de ciento cincuenta millones de morlacos; para ellos es poca cosa. Para mí es un chingo.
Pero ahora resulta que el bandido favorito no es García Luna ni su jefe Peña Nieto. El ladrón es de nuestra condición y nuestro movimiento. No quiero imaginar de dónde serán los culpables cuando se les muera en prisión García Luna. ¿Serán de la Loma, como dice el son cubano? ¿Son de Santiago, pueblo soberano?
La sabiduría popular del mexicano no falla: dice que para que la cuña apriete ha de ser del mismo palo. Para mayor exactitud, de que la perra es brava, hasta a los de casa muerde.
Dice la señora Presidente de gira, ventanilla de auto de por medio, que no pasa nada. Recomienda a los rijosos cabeza fría Les desea felices fiestas de fin de año y no se preocupa. ¡Ah! se me olvidaba. Dice que en Morena todo es unidad.
De vuelta al refranero que me enseñó mi abuela: dime de qué presumes y te diré de qué careces.
PARA LA MAÑANERA DEL PUEBLO (Porque no me dejan entrar sin tapabocas): Tengo un enorme respeto y afecto por el pueblo judío. Cuento con buenos amigos de por ahí. No puedo imaginar hasta cuándo los israelíes de allá van a sostener al genocida de Netanyaju.