A cualquier guapachoso seguidor de Tony Camargo, además del buen ritmo hoy le queda por lo menos una chiva, una burra negra, una yegua blanca y una buena suegra, para dejar en su memoria gratos recuerdos del año viejo, del año que se va mañana.
A los mexicanos, al despedir al peor y último de los seis recientes años, ni para buena suegra alcanzamos, aunque personalmente yo no me pueda quejar en ese departamento; así meiría. Pero, por motivos diferentes a los de Camargo, yo no olvido al año viejo
En estos tiempos en que todo los informativos de la televisión se dedican a untar sal y limón sobre las heridas de las malas noticias acumuladas,es inevitable dejar cnstancia el peor deterioro social que 2024 nos ha dejado.
Desde luego que el sistema político y social que a los mexicaos nos ha costado por lo menos 30 años de esfuerzo lento pero constante, dista mucho de una eficiencia y acierto plausibles; sin embargo, no merecía su extinción tan irrevente, brutal, arrasante y -sobre todo-cínica, que hemos presenciado mansamente, en silencio cómplice o tal vez peor, indiferente. Así es como hemos visto el desmantelamiento del principio esencial de las democracias de hoy, la separación del los poderes del gobierno. La desaparición de unsistema de vasos comunicantes que existen en rzón de suc apacidad de evitar cada uno el predominio de cualquiera de los otros dos.
Nadie puede llamarse a engaño. Andrés Manuel López Obrador jugó con las cartas sobre la mesa. Su proyecto siempre fue alcanzar y afirmar un poder ejecutivo sólido y firme, lo más parecido a los setenta años del príato de la dictadura perfecta, incluyedo la sucesión sexenal, con una infraestructura basada en la dádiva compra votos, que le asegurase el vasallaje sobre el poder legislativo fuera de toda proporción. Desde esa manera, ante cualquier situación o problema que escapase a sus designios, fue suficiente cada tercer dia emitir un edicto o enviar una iniciativa al Congreso para que modificase a su modo cualquier ley. Incluyendo la Constitución.
Con el Congreso bajo el sobaco, la desaparición de los institutos autónomos y del poder judicial en su totalidad fue pan comido. Las consecuencias las veremos a partir de junio del 2025.
Todas las demás burlas y travesuras acumuladas son tal vez más costosas, como los aeropuertos, el Tren Maya u otras barbaridades a la vista; después de todo sólo cuestan dinero y los mexicanos con su capacidad y disposición hana demostrdo persistentemente que son capaces de generar.
Los otros daños tendrán a la larga también remedio. Sólo necesitamos tiempo y razón. Los mexicanos tenemos tiempo. Lo otro, lo pongo en duda. Por lo menos al terminar este año.
PARA LA MAÑANERA DEL PUEBLO (porque no me dejan entrar sin tapabocas): 38 años de prisión le han dictado de sentencia a Genaro García Luna; pocos se le han de figurar a Lopitos. en menos de diez años todo este circo se habrá olvidado y el saco de boxeo favorito del cuatrote estará en libertad.