A una edad, como a la que hoy yo felizmente llego, se vale la nostalgia.
Y, tampoco. Lo diré al final.
Antes de acudir en 1948 a la escuela primaria Xicoténcatl -por allá del panteón civil de mi pueblo- en la que me enamoré de mi maestra de primaria- yo había aprendido a leer con los Monitos, que en el periódico que papá compraba, eran las tiras dibujadas importadas del otro lado.
Yo no sabía entonces quienes eran Mutt & Jeff, Blondie, Mandrake, o algo smilar en la inadvertida penetración cultural. Para mí eran Bentiín y Eneas, Lorenzo y Pepita, El Mago Maravilla, con su negrote al lado, y amigos que le acompañaron en mi encuentro con la letra de molde.
No obstante, un mago de la creación llamado Chester Gould, me introdujo a su principal ícono: Dick Tracy, el detective prodigioso. Ni su gabardina clara, ni su mandíbula cuadrada, ni su capacidad deductiva me cautivó:¡portaba un teléfono en su muñeca!.
Me permito mencionar que escribo esto hace más de setenta años de que Dick Tracy se reportaba con la policía hablándole a un reloj en su muñeca izquierda, con una antena que corría por su brazo hacia arriba. En estos días de 2025 en que un puto teléfono de mil dólares me hace lo mismo. Pue´que algo más.
Dejémos a Dick Tracy.
En 1962 mis hermanos menores veían en la tele Jetsons, una caricatura que se llamó Jetsonics creo. Puta madre. la familia Jetsons tenía una sirvienta robótica, navegaban espacialmente y hacían lo que hoy pensamos el futuro de antier.
Regresemos al planeta tierra.
Ayer vi y escuché a Roberto Capuano Tripp, un joven que es de la pandilla de la señora Presidente, anunciando el programa de automóviles eléctricos producidos por el gobierno. Es, dijo, simplemente un proyecto que cuesta 25 millones de pesos para ver si sirve. Vale.
La idea es producir -en realidad, ensamblar- tres modelos modestos de automóviles eléctricos cuyo costo al consumidor sería de entre 90 y 150 mil pesos. El señor Capuano Tripp, quien ayer afirmó (?) que “ya hay miniautos eléctricos personales y de taxi en varias ciudades del país”; aseguró además que tiene nexos con armadoras de autos eléctricos en México.
Todos los enterados de la industria del auto electrónico consideran que un proyecto así monta a millones de dólares. Saben que económica o industrialmente esto no es más que un embuste que la señora presidente Scheinbaum compró inocentemente o bien del que es cómplice.
Yo no tengo duda
Escribí que de nostalgia hablaría al final.
Del griego nostros, que quiere decir regreso, y del griego algo, que todo mundo sabe que es dolor, debe signfiicar un recuerdo doloroso.
Yo, en mi cumpleaños, estoy muy felíz de mis nostalgias.
PARA LA MAÑANERA DEL PUEBLO (porque no me dejan entrar sin tapabocas): Trump no nos puede avasallar