Desde muy joven, sacudió las teclas de una Remington en la redacción de Tribuna de Monterrey. Entre cinco y diez notas policiacas al día, esa era su rutina. Eran los días en los que Arnulfo Vigil también aprendía a redactar. Por muchos años escribió artículos, editoriales, entrevistas. Y en años recientes se convirtió en un personaje clave para el periodismo activista en esta ciudad. Lo hallaron muerto en su casa. Roberto Guillén, al pie del cañón.