¡Una verdadera lástima! No pude ver la ceremonia de “inauguración presidencial” de don Trump. Quise hacerlo, pero estaba yo muy ocupado viendo videos de perritos y gatitos robando cosas. Lo mismo, pero muy tierno y sin lujosas pandillas. Sí estaba preparado para ver el magnífico evento. Incluso había pensado en oír, como música de fondo, la Marcha triunfal de Aída: “Vieni, o guerriero vindice, / vieni a gioir con noi; / sul passo degli eroi / i lauri, i fior versiam!”. Desistí, porque supongo que a un “macho alfa” como ese tipo no sentaría bien que el pueblo conmovido arrojara flores a su paso. Entonces elegí algo más adecuado, Elgar & Benson: “Tierra de esperanza y gloria, madre de los libres, / ¿cómo te ensalzaremos los que de ti nacimos? / Más y más lejanos serán tus confines. / Que Dios, que te hizo poderosa, aumente tu poder. / Que Dios, que te hizo poderosa, aumente tu poder.” (Pomp and Circumstance Op. 39 / Land of Hope and Glory). Supuse que la música de Elgar era más adecuada, no sé si también los versos de Benson. Sobre todo al final, porque si bien supe que don Trump & wife asistieron a una ceremonia religiosa antes del glorioso acto político, creo que Dios no estuvo presente; nada personal, es que últimamente anda muy ocupado recibiendo las almas de los miles de muertos en guerras que, por una razón u otra, de alguna manera se relacionan con EEUU. Un desaire que debió molestar al flamante presidente tanto como el de la señora Obama.
Más tarde vi algunas fotos y videos del momento en que Trump hizo su juramento, no vi que, como indica la tradición, pusiera su mano izquierda sobre la Biblia. ¡Qué raro! Es verdad que eso de jurar sobre la Biblia no es una regla ni es necesario. John Quincy Adams juró sobre un libro de Derecho. Teo Roosevelt no solicitó algún libro. La señora Trump estuvo de ociosa a la izquierda de su esposo cargando un par de volúmenes, que igual pudieron ser la Biblia y la Constitución, o un catálogo de modas y un recetario de cocina. Como sea es irrelevante jurar, y más en este caso. No me interesó tampoco su discurso inaugural. No podría sorprenderme, ya tuve un loro alguna vez. En todo caso lo importante son sus hechos ya como presidente y con la escopeta cargada con órdenes ejecutivas, su munición favorita. Por supuesto que inició la metralla, firmando algunas órdenes, anunciando la firma de otras. El remate del juramento, aquello de que “Dios me ayude”, pudo omitirse. Al menos el Dios que yo conozco no se comprometería con semejante estafador.
No pude evitar ver diferentes fotos y videos de momentos épicos de este Blue Monday. Vi que se trató con deferencia a lo más constelado del universo económico, los más grandes y luminosos capitales. Atrás, como pajecillos o escorts de una corte dorada, estaba el todavía en proceso gabinete de Trump. Parece que Biden no mentía en su último mensaje a la nación con su advertencia sobre un gobierno controlado por magnates, y parece que a Trump le complace confirmar esa advertencia. Es imperdible el rapto de frenético entusiasmo del “presidente” Musk. Aquello fue emocionante. Nada más le faltó algo similar al Campo Zeppeling de Nüremberg, con su tribuna monumental y su “catedral de luz”. Hasta ahora me di cuenta por qué twitter cambió a X… Sólo alineó los brazos de la cruz griega con las aspas de la esvástica. Me pregunto si Musk ya se enteró que la cruz aspada, X, es el símbolo de San Andrés Apóstol que, a su vez, es santo patrón de Rusia. ¡Qué curioso! Vi también miles de entusiastas gringos celebrando la victoria de… Bueno, la toma de posesión de… Dejémoslo en asunción de la presidencia. Me da gusto que disfruten lo votado. En un noticiero vi una entrevista banquetera con una joven migrante mexicana que desbordaba felicidad. La niña resaltaba palabras como “seguridad”, “libertad”, “sueño americano”… Está bien, si ya no tiene “sueño mexicano”, que se vaya a dormir a donde quiera. Supongo que su estatus migratorio está asegurado contra las intenciones de Trump de “limpiar” ese país de migrantes, una poco discreta limpia racial. En general, los festejos de los trumpistas me parecieron interesantes; los de los trumpistas, ya que los dislocados miembros del partido republicano no tienen mucho qué festejar. Aquello fue algo así como un remake de aquella cinta de 1922, del cineasta danés Benjamin Christensen: “Häxan. La brujería a través de los tiempos”.
Antes que de inmediato, en medios mexicanos, convencionales y alternativos, se inició el barullo sobre las órdenes ejecutivas, especialmente sobre el estado de “emergencia” fronterizo, la declaratoria de “terroristas” contra cárteles mexicanos, y los aranceles contra México y Canadá. Como hasta ahora, todos, y me incluyo, hemos reaccionado a las palabras de Trump. En general, y esa parece su intención, interpretamos lo que dice, una clásica finta estratégica para medir al enemigo. En realidad, al menos en estas primeras tres amenazas reiteradas, es casi lo mismo que prometió e hizo en su primera gestión. Falta ver cómo articulará y ejecutará sus promesas esta vez. De entrada debe tener el apoyo incondicional, el mismo que exige a todos, pero de la Suprema Corte gringa y del Congreso. No parece haber problema, porque allá sí que hay sobre-representación, en ambas instancias. Y si hay fisuras, está el “consigliere” Musk para intimidar a los disidentes, como ya lo hizo al desarticular el intento, demócrata y republicano, de aliviar un poco la crisis en el sistema de salud. Sobre la militarización fronteriza antimigrantes, hasta donde sé, debería ser decisión legislativa no ejecutiva; por supuesto que al flamante mandatario no le faltarán milicianos entre sus nuevos súbditos. En realidad Trump no tiene qué hacer demasiado; basta con completar los trámites de deportación que se oxidan en el saturado ICE y ampliar los contingentes tratando de eliminar las naturalizaciones. Después, ¡Dios dirá! Singular el hecho de que tome medidas drásticas precisamente cuando el flujo de migrantes va a la baja. La declaratoria de “terroristas” a los cárteles, a como van las leyes gringas, tiene sólo la facultad de desmantelar las conexiones de estos con Estados Unidos, específicamente autoridades corruptas, financiadores, distribuidores de drogas y proveedores de armas. Hasta nos hacen un favor. Mientras se limite a su país, que los nombre terroristas o extraterrestres nos da lo mismo. El paso más allá, que implique intervención militar o policiaca en México, es otro asunto.
Sobre los aranceles, hace poco leí las declaraciones de un especialista de la UNAM respecto a la economía mexicana en esta inminente crisis. Un señor que normalmente ha sido pesimista en esto desde hace… seis años. Dice que México no preparó una estrategia para enfrentar las amenazas de Trump, una vez que se apliquen. No lo sé, puede ser cierto. Pero me parece muy difícil que se pueda preparar una estrategia cuando el adversario no respeta ni sus propias reglas. Con Trump no estamos frente ante un país de leyes sino de decisiones autoritarias. Trump, esta vez sostenido por una evidente oligarquía plutócrata y de corte fascista, ha evadido las leyes de su país sistemáticamente, incluso contaminando al sistema judicial. No esperemos que se ajuste a alguna regla como no sea la de la fuerza. Trump incluso ha polarizado radicalmente a los estadounidenses, discriminando abiertamente a los ciudadanos y estados demócratas (California). No se pueden tomar previsiones contra una política demente y tan amorosamente cercana al fascismo alemán del siglo XX. Menos aun cuando hay enormes fortunas dispuestas a destrozar cualquier oposición, interna o externa. Aunque sí hay una estrategia, sólo una, que puede fortalecer a México contra esta guerra enmascarada que nos declara, otra vez, Trump y sus secuaces. En realidad es la respuesta más simple, y la más patriótica: la UNIDAD. Desde esa plataforma sí se puede responder a los delirios de un demente, y a la nostalgia fascista de sus secuaces. Y sobre cambiar el nombre al Golfo de México por Golfo de América, la indiscreta pero franca risa de Hillary Clinton fue más que elocuente. Que Florida ya lo haya hecho, se entiende, después de todo es la sede feudal de Mar-a-Lago. Y sobre alguna de las primeras órdenes ejecutivas firmadas, eso de que todas las agencias de gobierno analicen y busquen la manera de reducir el costo de la vida para los ciudadanos, sólo me dice una cosa: contra lo que dijo en campaña, Trump ni sabía ni sabe como hacerlo.
Supongo que lo más conveniente para rematar esta parodia involuntaria de una coronación sería algo así como el “God sabe the King” británico: “God save our gracious King, / Long live our noble King, / God save the King; / Send him victorious, / Happy and glorious, / Long to reign over us: / God save the King”. O bien, para sus deseados súbditos canadienses, “Dieu protège le roi, / De sa main souveraine! / Vive le roi! / Qu’un règne glorieux, / Long et victorieux, / Rende son peuple heureux. / Vive le roi!” No incluyo la versión en español mexicano porque nosotros no reconocemos otra monarquía que no sea la de José Alfredo I, con dinero y sin dinero.