Lo ocurrido en días pasados en el estado de Sinaloa, no es mas que un claro ejemplo de la falta de manejo por parte del gobierno, en un intento desesperado por darle validez a su tan amada guardia nacional, pero fuera de los errores o malas decisiones que pudieron haberse presentado durante este breve periodo, lo sucedido en Culiacán fue un golpe nefasto no solo para el sexenio de Obrador, sino también para la imagen internacional del país.
El querer justificar un despliegue militar de esa magnitud solo es equiparable con su fracaso, ya que no solo el gobierno perdió toda credibilidad ante cualquier nación, así como esperemos que al no poder sostener su imagen de país seguro, comience un éxodo en masa de toda inversión extranjera. Esto es muy simple de entender pero a la vez complejo de explicar, el gobierno no solo perdió el control del estado, sino que tuvo que acceder a las demandas que el mismo crimen organizado impuso, el hecho de que la misma familia del Chapo por medio de su abogado agradeciera las acciones del gobierno federal y todavía se mofara diciendo que ellos cubrirían los daños de todos los afectados, es prácticamente gritar a los 4 vientos que la seguridad nacional e individual de cada mexicano ya no existe, que no podemos creer que nuestro gobierno pueda protegernos del crimen que ellos mismos dejaron crecer.
Pero como siempre a caracterizado a este histórico gobierno (histórico en el rubro de que es el que mas promesas rotas que cumplidas tiene en el record político del país, queriendo salvar su poca honra y dignidad), intento justificar las decisiones del comandante en jefe, alegando que se llego a esa solución por que estaban pensando en el bienestar del ciudadano común.
No existe un punto de comparación, ante tal humillación jamás se llego a creer que el mexicano dejara de burlarse de las desgracias por que era su manera de sobrellevar la carga, pero la verdad es que la justicia esta más ciega que nunca en la historia y que con lo ocurrido en días pasados ahora si, nos encontramos desprotegidos sin posibilidad de inmediata de devolvernos la tranquilidad que durante muchos sexenios gozábamos.
Pero así es como muere la democracia… con aplausos mañaneros…