En días pasados fuimos testigos de algo que solo podría verse en un campo de batalla, la liberación de Lula da Silva pero la represalia del gigante neoliberal que decidió mover sus hilos para reclamar el territorio bolivariano, no es de sorprenderse que los titiriteros neoliberales sientan pánico por aquello que desde hace años han comenzado a perder (no, no hablo de la confianza de la gente, sino del dinero en sus cuentas bancarias). Quien siga creyendo que la economía neoliberal y los personajes sombríos no existen, es un cándido que raya en lo estúpido.
Lo que se esta viviendo en estos meses finales del 2019 podría determinar una gran parte de la historia de este siglo, pero tomando en cuenta que todavía no se ha declarado oficialmente ninguna accion bélica por lo que me atreveré a nombrar y no por ningún tipo de alineación estadounidense como “La guerra de independencia de las colonias 2.0” la participación de cada individuo en este evento es una máxima prioridad ya que si no encontramos la unidad como continente latinoamericano, seremos recordados como aquellos revoltosos que no estaban de acuerdo con el progreso y no como aquellos que lucharon para tener una identidad continental y demostrar a final de cuentas una fortaleza internacional, dejar al lado las imágenes de los inditos debajo del nopal, el cafetalero chimuelo, el habitante del morro que trafica droga o cualquier tipo de estereotipo que se le ocurra a la economía neoliberal para crear diversión y división.
Es tan difícil creer que aun en estos tiempos existan personas que piensen que el neoliberalismo es la solución a todo o que la globalización en algún momento los volverá millonarios, la solución solo es trabajo duro, oportunidades de crecimiento social y políticas acordes a las necesidades sociales de cada país, pero ojo no hablo de seguir a un personaje en especifico por si alguien quiere colgarse de mis palabras para futuras elecciones, hablo de una unidad social con lideres nacidos exclusivamente del pueblo y que se deban al mismo. No Mesías oportunistas que intentan revivir políticas que antes criticaba, no hablo de sexenios cristianos; sino de políticos que en verdad sepan lo que es el acostarse sin cenar para poder darle de comer a un hijo, lo que es levantarse a las 4:30 para no llegar tarde, que sepan la alegría que produce el ver crecer al prójimo como a uno. La sociedad ya no ocupa mas políticos que aletarguen, sino que construyan y aconsejen.
Por que las necesidades del pueblo siempre han existido, solo que los políticos mal paridos y oportunistas son los que están sordos, a menos que saquen algún provecho.